viernes, 27 de octubre de 2017

Belgian Rules

Danza de Belgian Rules en el Teatro Central de Sevilla
Jan Fabre presenta en Sevilla Belgian Rules, una parábola catártica en torno a su país con 15 intérpretes. Jan Fabre es un artista que se salta las convenciones dramatúrgicas, que rompe con el tiempo y juega con la provocación, la locura y el ritmo. Un escenógrafo que busca la belleza plástica en sus montajes y sacude al público para que sea éste el que complete su pieza artística. El teatro de Jan Fabre (Amberes, 1958) es, cuando menos, un viaje catártico y fascinante. Así es su último espectáculo, Belgian Rules, que se estrena, el jueves 26 de octubre, en el Teatro Central de Sevilla, en dos únicas funciones. Con 15 actores en escena y cuatro horas de duración, es una celebración, un encuentro festivo y al mismo tiempo, un examen crítico sobre Bélgica, un país que, en palabras de su creador, es "absurdo y surrealista".También un canto a la diversidad cultural y una reflexión sobre los nacionalismos y la identidad..."Es una declaración crítica de amor a mi país", explica Fabre sobre esta pieza. "Es un Estado artificial e inestable, pero, al mismo tiempo, es todo menos un estado fallido. Somos multiculturales y plurinacionales; estamos unidos en nuestras diferencias. Quería crear un homenaje que fuese al mismo tiempo una lente de aumento. En el espectáculo mostramos toda la hermosa fealdad y toda la fea belleza de Bélgica", dice el dramaturgo, que resalta la importancia teatral en su país de origen. "La revolución belga nació mientras se representaba la ópera La muda de Portici". No concibe Jan Fabre la vida y el arte sin ironía, sin subversión. Como El Bosco, señala el dramaturgo, hombre instruido y católico que en sus pinturas atacaba al poder y a la Iglesia. "La ironía es exactamente eso: socavar la autoridad y repensar la realidad mediante el humor y el espíritu juguetón. Veo la ironía como un arma afiladísima para analizar subversivamente el mundo que me rodea. En mi trabajo visual y teatral, también en mis escritos, la ironía es una célula nerviosa interna de mi obra, algo que se esconde orgánicamente  en el núcleo de mi trabajo, porque soy un artista condenadamente serio"...
Rocío García. Madrid. El País, jueves 26 de octubre de 2017

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