jueves, 12 de octubre de 2017

La noche del Alzheimer

Annie Ernaux con su madre en 1959.
(Foto de "Ecrire la vie", por Annie Ernaux,
Gallimard, Quarto, 2011)
Annie Ernaux (nacida en Normandía en 1940) es una novelista francesa últimamente bastante reconocida en su país, aunque hasta donde sé poco conocida aún entre nosotros. Cabaret Voltaire publicó hace poco su libro No he salido de mi noche, que ciertamente no es una novela sino una suerte de dietario con escenas estremecedoras sobre la enfermedad de Alzheimer que padeció la madre de la escritora a principios de los años 80. El título corresponde a una de las últimas frases con sentido que la madre dice. Escribir sobre el proceso de destrucción neuronal y degradación psicofísica que el Alzheimer conlleva debe ser en sí terrible. Ignoro si esta enfermedad ha producido la literatura que -en otro caso espantoso- sí produjo el sida, desde por ejemplo las páginas de Susan Sontag. El sida involucra en su ser no sólo destrucción sino problemas socio-culturales, sobre todo se vió así en sus inicios. También los produce el Alzheimer, que suele provocar enormes tensiones familiares al tener (casi inevitablemente) que llevar al enfermo fuera de su casa. Confundido con la demencia senil y con trastornos de la vejez, el Alzheimer se ha descrito poco durante años, fuera de los circuitos médicos. Era tremendo ver cómo un ser querido dejaba de reconocer su entorno y llegaba a no conocer a nadie, ni a sí mismo. De ahí una parte notable del libro testimonial de la señora Ernaux, publicado en Francia en 1996. Entonces la enfermedad de Alzheimer todavía parecía un coto privado que era mejor no mostrar a la luz. Entonces (creo) el libro pudo ser mucho más sorprendente que ahora. Porque de una manera u otra, a todos nos ha llegado ya la estampa de lo que se celaba. En realidad el libro de Ernaux (y pese a sus duros apuntes) no es sólo un libro sobre la enfermedad -no tiene nada de ensayo- sino el testimonio de una hija sobre la desdicha de su madre, con la que no siempre pareció llevarse bien, porque las relaciones materno-filiales suelen ser complicadas. Al inicio de sus notas -escritas después de sus visitas a la enferma, más o menos semanales- parecen tristes y duras. Ve a su madre mirando a otra vieja y dice:"Todas las mujeres están locas hoy". Después:"Todo se ha invertido, ahora es mi hijita. NO PUEDO ser su madre"... Parece que el Alzheimer transforma al ser humano en infrahumano casi, si no fuera por la ternura... La compasión revive el amor, cuando todo es y parece imposible... Todo es terrible menos el compasivo amor hacia el espanto. 
Luis Antonio de Villena. El Mundo, miércoles 4 de octubre de 2017 

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