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Karl Lagerfeld |
Entre los numerosos talentos de Lagerfeld, ahora se añade el de diseñador de interiores. Una pasión que cultivaba con discreción y que se materializa en la renovación del hotel Crillon de París, uno de los palacios más lujosos del mundo. Le gusta vestir los interiores tanto como a las mujeres... sobre todo cuando se trata de un palacio de la máxima importancia. Cuando Aline Asmar de Amman - la directora artística de la renovación del Crillon- le pidió que contribuyera a su renacimiento, Karl Lagerfeld no lo dudó. Ha diseñado los Grandes Aposentos del hotel, un testimonio vivo de su amor por el siglo XVIII. Un total de 350 metros cuadrados que ha imaginado como si fuera su residencia privada y que ha decorado en varios tonos de gris, el color de los cielos parisinos:"La luz más bella del mundo", asegura. Estos Grandes Aposentos son su idea espiritual del siglo XVIII en oposición al siglo XXI. Es su pequeño Versalles. "Y es París al mismo tiempo. El gris Trianón, el gris tórtola:¡eso es París! No es esa especie de beis y rosa de ciertos hoteles". "No es una recomposición. Es un lugar para vivir y sentirse bien, igual que en el siglo XVIII. Estaban a gusto, incluso en medio del lujo más grande. Todo esto hay que tratarlo como si fueran muebles de Ikea. Hay que tener esa naturalidad con el mobiliario. Además, esa parte de la historia de Francia es como si la hubiera vivido. Podría ser guía en Versalles, contando detalles mordaces. Era una civilización en su apogeo, antes del aburguesamiento y las hipocresías que vinieron a continuación". "Me gusta la visión idealizada de Versalles. No quiero saber demasiado sobre la higiene de la época, los orinales y todo eso... ¡No, gracias! Y el calor en verano, el frío en invierno... ¡Qué horror! Diez mil personas vivían en el palacio"... "Soy un antiguo coleccionista. He revendido muchas cosas. No por dinero, sino por falta de espacio. No conservo mucho, aparte de los libros y de mi colección de manteles y de sábanas antiguas de lino". En 2009 pasó de una decoración siglo XVIII a un apartamento ultracontemporáneo. Un cambio radical. "Another spring, another love"/"Otra primavera, otro amor", como cantaba Marlene Dietrich. "Tenía la impresión de que ese estilo XVIII era perfecto para envejecer lentamente, pero hay que cambiar en la vida. Hoy vivo en una caja de cristal esmerilado. Con Choupette, mi gata, y mis libros. No recibo a nadie. A la gente la veo en otros sitios".... " Mi consigna es la frase de Goethe: Hacer un futuro mejor ensanchando los elementos del pasado. Ahí está todo.
Elisabeth Lazaroo. XLSemanal, 1 de octubre de 2017
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