jueves, 11 de febrero de 2021

Amar a Lawrence

Catherine Millet

Si les preguntara que tienen en común el hombre solitario y furioso, el hijo de minero, el hombre desencantado, el vagabundo obstinado, el poeta inmerso en la vastedad del desierto, el narrador obsceno que fue David Herbert Lawrence (Eastwood, Inglaterra, 1885-Vence, Francia, 1930) con la mujer lúbrica y amoral, con la crítica de arte que narró la crudeza de sus aventuras sexuales y, en fin, con la intelectual libertina y fría que es Catherine Millet (Bois-Colombes, Francia, 1948), seguramente responderían que el vínculo que los une es la voluntad de indagar artísticamente en el deseo femenino. Curiosos y descarados ambos autores exploran de qué modo el placer orgásmico y la insatisfacción del eros se entrelazan para darle a la mujer la fuerza emancipadora. Si dijeran esto, dirían bien.

 Amar a  Lawrence revela el interés común por hacer estallar los prejuicios burgueses y las normas sociales que atenazan a las mujeres, a través de la escritura de los cuerpos femeninos, una vocación que a Lawrence le supuso la censura de El amante de Lady Chatterley, una novela de 1928 que, sin embargo, no fue publicada íntegramente  en Inglaterra hasta 1960. Él y la autora de La vida sexual de Catherine Millet coinciden  en su gusto `por describir el acto sexual  con "una veracidad que aturde", así como en concebir el sexo como algo "candoroso" que no tiene nada de malo.

Ambos autores saben que las palabras obscenas siguen siendo transgresoras porque forman parte del acto sexual mismo y Lawrence, por supuesto, quiere molestar y defender el derecho a la voluptuosidad; por eso escribe "sin prohibirse nada". Millet realiza una lectura fresca y personalísima de la obra de Lawrence a través de la cual reflexiona en torno al deseo femenino: las aventuras eróticas de las heroínas del escritor inglés  le sirven para mostrar al lector de qué modo los cuerpos gozosos ensanchan la experiencia del mundo. Pero no me gustaría confundirlos. Este texto no tiene nada de pornográfico. El alcance del libro va mucho más lejos porque la obra de Lawrence desnuda los cuerpos con la intención de acceder al diamante negro que se oculta en el centro del alma humana. Un viaje que la autora nos invita a emprender con ella, la mujer enamorada de Lawrence...

Begoña Méndez. El Cultural, 29-1-2021

No hay comentarios:

Publicar un comentario