Menos mal que había alguien cabal que salió entonces en defensa del espíritu de Montaigne. El dueño del viejo château del filósofo, Charles-Joseph de Ségur, que había autorizado al abate, tras su hallazgo del texto en el castillo, que había autorizado al abate, a encargarse de la edición, paró los pies a Prunis y su proyecto de antología. La encomienda pasó a manos del periodista y conservador de los manuscritos de la Biblioteca del Rey Anne-Gabriel Meusnier de Querlon. Cuatro años después, en 1774, el diario estaba publicado y el propio Querlon presumía, precisamente, de que el lector podría encontrar en él no ya al escritor sino también el hombre: "Es Montaigne mismo, sin propósito, sin ningún preparativo, entregado a su impulso natural, a su manera de pensar espontánea, natural, a los movimientos mas repentinos, más libres de su espíritu".
Bayod recuerda que al diario le faltan las dos primeras páginas, lo que priva al lector de conocer en profundidad el objetivo que mueve la empresa de Michel de Montaigne (Saint-Michel-de-Montaigne, Dordoña, 1533-1592), a la que dedica "17 meses y 8 días", según el cálculo con el que el propio autor cierra su relato tras consignar que compró un mulo en Limoges por 90 escudos de sol.
Lo que si se sabe es que partió de su castillo el 22 de junio de 1580, apenas tres meses de ser publicada la primera edición de sus Ensayos, una obra de la que Bayod coloca algunos extractos a modo de apéndice del diario. Entre ellos, aquel en que explica: "A quienes me piden cuentas de mis viajes, suelo responderles que sé muy bien de que huyo, pero no qué busco". A lo que añade que sí está convencido de que "el juicio humano obtiene una extraordinaria calidad de la frecuentación del mundo".
También anota algo importante sobre la compañía que precisa: "No viajo sin libros ni en la paz ni en la guerra. Con todo pueden transcurrir muchos días y muchos meses sin que los emplee. Lo haré enseguida, me digo, o mañana o cuando me plazca... No puede decirse hasta que punto me tranquiliza y descansa la consideración de que los tengo a mi lado para que me brinden placer cuando llegue el momento, y reconocer cuanta ayuda prestan a mi vida. No he encontrado mejor provisión para el viaje humano, y compadezco en extremo a los hombres de entendimiento que carecen de ella". Leer este diario es buen modo de probar su sabiduría.
H. J. P./ La Voz, lunes 18 de enero de 2021
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