sábado, 20 de febrero de 2021

Lavanda salvaje en Briançon

Briançon

Serge Herschon es el alma del proyecto Transbaroque, que además de ser un grupo de música barroca, tiene su sede cultural y gastronómica en el Barrio de las Letras de Madrid. Especializado en música barroca francesa, nos cuenta sus muchas visitas a la zona de Briançon, en el departamento de los Altos Alpes. 

-Sitúeme Briançon en el mapa

-Está en la Alta Provenza, bajo la región de Saboya. Es un área estratégica donde confluyen cinco valles, en la parte más mediterránea de los Alpes. Briançon es una de las ciudades más altas de Europa: está a 1350 metros.

-Entonces se puede esquiar...

-Sí, al lado está la estación de Serre-Chevalier, donde iba de niño. También he ido mil veces en verano, que es la mejor estación para dar paseos. La zona es un jardín a cielo abierto.

-¿Hay lavanda por allí?

-La hay, pero salvaje. Las famosas plantaciones de lavanda están más al sur, hacia Marsella. El viaje desde Briançon hacia la costa es agradable, la carretera va bajando poco a poco desde la montaña y se pasa por pueblos como Manosque, Forcalquier o Gap, muy bonitos y bien conservados, con casas de piedra.

-¿Es una región musical?

-En toda la Provenza hay cientos de festivales de música clásica y barroca en verano, y muy especializados.

-Y de Briançon, ¿qué es lo que más le gusta?

-Su centro histórico. Hay dos calles muy peculiares, La Grande Gargouille y La Petite Gargouille. Ambas tienen un pequeño canal de agua en el centro. Los turistas siempre meten el pie dentro sin darse vuenta. La ciudad tiene una arquitectura muy interesante.

-Denos ejemplos

-No puede faltar una visita a la colegiata de Notre Dame y San Nicolás, del siglo XVIII. En una de sus torres hay un reloj barroco. Y algo esencial en la ciudad son las fortificaciones de Vauban, el ingeniero del rey Luis XIV: desde 2008 son patrimonio mundial. A las afueras, en un pueblo llamado L'Argentière-La Bessée, se puede visitar una de sus antiguas minas de plata.

Mercedes Cebrián. El Viajero. El País, 26 de diciembre de 2020.

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