Rivoli59 es como se conoce este emplazamiento que acoge a artistas de todo el mundo en residencias permanentes y temporales. Como nos cuenta su fundador, Gaspar Delanoë, todo comenzó en 1999, cuando decidió okupar este céntrico edificio abandonado y organizar un colectivo artístico: "Nuestro objetivo era utilizar un espacio fantástico, que estaba desperdiciado, y desarrollar nuevos proyectos. Hasta el 2002, algunos vivimos aquí y otros muchos formaron talleres de trabajo". Entonces el ayuntamiento les ofreció legalizar la situación, adquirió formalmente el edificio y, tras remodelarlo, se lo continúa ofreciendo como un lugar de trabajo, con la condición de que nadie resida en el inmueble. "En la calle todo tiene un precio, todo vale dinero, pero aquí nuestro objetivo es desarrollarnos y dar a conocer nuestra obra", reivindica Gaspard, a pesar de que también es evidente de cómo la gentrificación del centro urbano adultera esta iniciativa okupa, paradójicamente permitida.
"El criterio es maximizar la diversidad atendiendo a edad, paridad de género, disciplinas artísticas y nacionalidades, sin motivos artísticos cuya calidad solo puede decidir el tiempo" explica Delanoë. Cuadros, fotografías, esculturas y collages reflejan esta variedad desde cada estudio, ante un público cauto y sorprendido.
El bajo y entresuelo del edificio ofrecen un formato distinto. Allí nos recibe Nikita Kravtsov, un artista ucraniano a cargo de la exposición temporal Guerre que durante las dos últimas semanas muestra obras de más de treinta artistas con el conflicto de Europa Oriental como eje central. Nacido en Crimea, Kravtsov dejó su país en 2014, cuando Rusia se anexionó esta península del Mar Negro. "En cuanto comenzó la guerra, Gaspard me llamo y me dijo que yo debía organizar la siguiente exposición temporal". Le llevó alrededor de tres semanas contactar y recopilar decenas de trabajos, con artistas franceses y ucranianos como protagonistas aunque también hay presencia mexicana, rusa e iraquí.
"Lo esencial es mostrar que Ucrania es un país como otro calquiera que no se trata de apiadranos de ellos con ayudas y después olvidarlo, sino de integrarlo", comenta Kravstsov. Conoce su contexto, sus motivaciones y su intención, que justifica su distribución en esos dos pisos: "El público francés es bastante conservador y por eso la entrada debe ser más amable y provocadora para dar paso a una segunda parte mucho más cruda, con imágenes de violencia y masacres", señala sobre una colección de fotos de las fosas comunes de Bucha. La colección oscila entre collages realistas (algunos de ellos elaborados por el propio Kravtsov y su pareja, Camille Sagnes) y obras de corte más punk no exentas de ironía...
Traer la mayoría de estas obras supuso un reto logístico que Kravtsov resolvió gracias a sus contactos en Urania y a los viajes humanitarios de distintas organizaciones. Una de ellas es Ucranie Amitié, con sede en Burdeos, que recoge fondos para enviar al país eslavo en forma de equipos o ayuda humanitaria. Precisamente para ellos será el 50% de lo recaudado en las ventas de la muestra de Rivoli59...
Tanto Kravtsov como Delanoë consideran que la exposición ha sido un éxito: "Hemos recaudado una buena suma, pero lo fundamental es que nadie olvide lo que está ocurriendo", añade Kravtsov, mientras pierde la vista en la estampa veraniega y turística de la calle.
Brais Suárez. París. La Voz de Galicia, lunes 11 de julio de 2022.
Brais Suárez. París. La Voz de Galicia, lunes 11 de julio de 2022.
No hay comentarios:
Publicar un comentario