martes, 7 de febrero de 2023

El cómic llega a la Academia de Bellas Artes de Francia

Catherine Meurisse (Niort, Francia,42 años) tiende a escuchar todo tipo de relatos radiofónicos mientras dibuja. Interrumpe uno de ellos para responder a esta entrevista por videollamada desde su taller, en París, ante su mesa de dibujo, en la que hay un poco de todo: pinceles húmedos, cajas de acuarelas, plumas, un bote de tinta china, cinta adhesiva,,, "Dibujo a la antigua, en papel, con carboncillo, bolígrafo y tinta china", confiesa esta dibujante que desde el mes pasado es miembro de la Academia de Bellas Artes de Francia. Con ella, el cómic entra en tan distinguida institución.

Desde que ocurrió lo que ocurrió -el atentado islamista en la revista Charlie Hebdo al que sobrevivió: una ruptura sentimental la mantuvo en vela toda la noche y llegó tarde a la oficina - sus libros surgen "al caminar sola en la naturaleza". Y lejos de casa. Cuanto más lejos, mejor. Fue así como llegó a Japón. Lo único que pretendía era "renovar" su "banco de imágenes interno" pero, una vez allí, tuvo la sensación de encontrarse en casa. Es algo que ocurre a menudo. La dibujante pasó unos meses en la residencia para artistas Villa Kujoyama, en Kioto. Corría el año 2018 y le sirvió para reponerse del atentado. Pero también para ampliar su paleta de colores, en un sentido existencial , y universalizar su obra. Es por eso por lo que puede hablarse de japonismo, e invocarse el espíritu de la inacabable atracción que el arte japonés ha despertado entre los pintores occidentales, cuando se habla de la inmersiva y autorreflexiva La joven y el mar, la nueva obra de Meurisse, publicada en español por Impedimenta.

En La joven y el mar, Meurisse narra a la vez sus impresiones del país y la historia de esta relación con la representación artística, y el resultado tiene tintes de microcrónica de viaje con aspecto de fábula de final sorprendente y adecuadamente real. En 2019, la artista pasaba otra temporada en Japón, en la isla de Iki, en la región de Nagasaki, cuando el tifón Hagibis asoló parte del archipiélago. Y ese es el tifón que amenaza con destruir el paisaje -"la belleza que está a punto de desaparecer "-en las viñetas. "Si La levedad -su álbum sobre el atentado- contaba lo que pasaba después de una catástrofe, La joven y el mar cuenta lo que pasa antes", señala. Además de en sus recuerdos del viaje, la dibujante se inspiró en la novela Almohada de hierba, de Natsume Soeki para dar forma al cómic. "La actualidad también intervino en el álbum: escribí la historia durante el primer confinamiento de 2020, cuando se difundió la estúpida idea de que la naturaleza se estaba vengando de la humanidad", recuerda. Meurisse apuesta por lo contrario. Hay visiones sobre lo que ocurre y lo que está por venir, y todas se desprenden de la naturaleza, de aquello incontrolable que nos rodea y nos refleja de alguna forma. Nos observa, como dice uno de los personajes. "La experiencia de lo que podríamos llamar evanescencia de las cosas está presente en La joven y el mar y da lugar a la siguiente observación, que tendemos a olvidar: estamos intrínsecamente ligados  la naturaleza. Separarnos de ella nos hace daño", dice...

En diciembre, durante la ceremonia de ingreso en la Academia de Bellas Artes, después de un emocionadísimo discurso, en el que recordó a sus compañeros de Charlie Hebdo, publicación, por cierto, en la que fue también pionera -fue la primera mujer contratada por la revista-, recibió de manos de su admirado Blutch una espada cuyo mango luce cuatro plumas de cuatro dibujantes a los que admira: el propio Blutch, Luz, Claire Bretécher y Quentin Blake.

Laura Fernández. Barcelona. El País,  miércoles 11 de enero de 2023.

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