Carrère d'Encausse tiene mañana una de las citas que sin duda marcarán su mandato como secretario perpetuo. La ceremonia de recepción del hispano-peruano Vargas Llosa, que ocupará el escaño número 18, es un momento insólito para la Academia, un atrevimiento poco habitual en una institución a la que se le suele reprochar el anquilosamiento y la alergia a la modernización. Por primera vez, un autor que no ha escrito ni una de sus obras en lengua francesa se convertirá en inmortal, denominación que reciben los miembros de la Academia. Es decir, es uno de los 40 integrantes del cónclave encargado de "defender la lengua francesa" y preservar su "inmortalidad".
¿Una incongruencia? "En ningún lugar está escrito que para entrar en la Academia haya que escribir en francés", replica Carrère d'Encausse cuando se le mencionan las dudas que suscitó la elección del autor. "La gente sabe de qué habla". Ante las críticas que, en la prensa francesa, se publicaron por las posiciones políticas liberales del nuevo académico, la jefa de la Academia responde: "Ha llevado su vida como lo ha considerado. No somos la Unión Soviética. No es obligado tener una doctrina. Fueron críticas curiosas pero poco pertinentes".
Vargas Llosa argumenta, "es un espíritu universal, un espíritu que no tiene límites". Había leído su obra antes de la elección el año pasado, pero no se conocían personalmente. Y le fascinó. "Es como lo imaginaba: caluroso, abierto", describe. "Es lo que en la Academia llamamos un hombre de buena compañía. Eso es lo esencial: ser cortés, civil".
Carrère d'Encausse -prestigiosa historiadora de Rusia y la Unión Soviética, eurodiputada por la derecha francesa en los años noventa y madre del escritor Emmanuel Carrère- destaca la simbiosis de Vargas Llosa con Francia, país en el que vivió en los sesenta, y con la cultura francesa, determinante en su formación literaria, para explicar su entronización como inmortal. "No conozco a nadie que hable tan bien de Flaubert como él. "Ha ayudado a la cultura francesa mucho más que muchos escritores franceses".
El proceso hacia la inmortalización, que concluirá mañana con la ceremonia bajo la cúpula del Institut de Francia sigue un ritual estricto. El jueves pasado, se celebró, a puerta cerrada, la instalación. Vargas Llosa leyó su discurso de elogio al anterior titular del escaño 18, el filósofo Michel Serres (1930-2019). El académico Daniel Rondeau, a su vez, leyó la réplica, Vargas Llosa tomó posesión de su sillón. Recibió una moneda con la inscripción de la divisa académica: "A la inmortalidad". Tuvo que disertar sobre la palabra que se le atribuyó: xerès, jerez. Hoy, Carrère d'Encausse le entregará la preceptiva espada. Y mañana comparecerá en la ceremonia con el vestido verde.
Carrère d'Encausse no ignora que, junto a Vargas Llosa, otra persona atraerá los focos mañana bajo la cúpula del Quai Conti; Juan Carlos I. El autor de L guerra del fin del mundo explico hace dos semanas a El País que le había invitado por una razón "muy sencilla": "En la medida en que los reyes pueden tener amigos, yo soy su amigo". (...)
Sobre Semprún, Carrère d'Encausse explica por qué quedó fuera de la Academia, y su significado ahora: "Hubo un malentendido que hizo que Jorge Semprún no quisiera presentarse. Creyó que se le reprochaba su pasado comunista. Yo era muy amiga de él, y me dijo: Pese a nuestra amistad, prefiero no presentarme". Se le ha echado de menos. De una cierta manera, era España la que llegaba. Vargas Llosa viene a corregir su ausencia.
Y es un Nobel, además. Desde que François Mauriac muriera en 1970 no ha habido ninguno bajo la cúpula. "No se trata solo de que sea premio Nobel, sino de sea este premio Nobel", precisa Carrère d'Encausse. ¿Y después de Varga Llosa? "Monsieur, esto no me corresponde a mi decirlo; soy neutral" Pero hace unos meses declaró que le agradaría ver a Michel Houellebecq convertido en inmortal. "Es un escritor genial. Pero, por ahora, no es candidato", zanja.
Marc Bassets. París. El País, miércoles 8 de febrero de 2023
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