lunes, 1 de febrero de 2016

El hijo de Sául.Historia de una polémica

Premiado en Cannes y saludado con respeto por las autoridades morales en Francia, el filme de László Nemes parece demostrar que el largo debate sobre Arte y Holocausto ha sido superado. En Francia, los debates sobre la representación del genocidio han sido recurrentes desde los años cincuenta. El cineasta Jacques Rivette, cuando era crítico de Cahiers de Cinéma, denunció la escena del suicidio del personaje de Emmanuelle Riva, presa en un campo de concentración, en la película Kapò (1959), de Gillo Pontecorvo. En concreto el travelling que muestra el cadáver en la verja electrificada le pareció "abyecto". Más recientemente el documental The act of killing (2012), del director Joshua Oppenheimer, que trata sobre la matanza de medio millón de chinos en Indonesia entre 1965 y 1966, también fue recibido con reticencias por la crítica. El debate se encadenó con La imagen perdida (2013), donde el cineasta camboyano Rithy Panh reproducía el genocidio de los jemeres rojos en su país con muñecos de plastilina. El estreno de El hijo de Saúl-debut del cineasta húngaro Lászlò Nemes premiado en Cannes y en plena carrera por el Oscar a la mejor película extranjera- ha resucitado esta eterna polémica, menos fogosa que en otros tiempos pero no completamente extinguida. ¿Es preferible apostar por el ascetismo visual o forzar la visibilidad a toda costa?. Con su célebre aforismo sobre la inutilidad de la poesía después de Auschwitz, el filósofo alemán Teodoro Adorno sentó en 1951 las bases de la conflictiva relación que las diferentes disciplinas artísticas iban a mantenr con la Sohah durante la segunda mitad del siglo pasado. La representación del Holocausto y, concretamente , de la llamada por los nazis, la solución final han sido uno de los mayores desafíos para los artistas de las últimas décadas. Particularmente en el contexto de la imagen.¿Qué puede hacer el cine en un marco documental o de ficción, para reproducir un fenómeno que no se puede filmar, del que casi no existen testimonios legítimos -solo lo eran como dijo Primo Levi, los de "quienes no volvieron para contarlo"-y cuya reconstrucción es percibida por muchos como moralmente abusiva? Lászlò Nemes ha encontrado una solución estimulante y novedosa en El hijo de Saúl.... Reconstruye la masacre a través del sonido pero nunca de la imagen.....
Alex Vicente. París. El País, domingo 10 de enero de 2016

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