miércoles, 17 de febrero de 2016

Sí a la Patriot Act francesa

La Asamblea Nacional aprobó el proyecto de ley constitucional de la Protección de la Nación, que pretende incluir en la Carta Magna la regulación del estado de emergencia y la retirada de la nacionalidad. La enmienda fue presentada el pasado 23 de diciembre por François Hollande, el premier Valls y la exministra de justicia Christiane Taubira, en desacuerdo con los principios de la propuesta, que la llevaron a dimitir el 27 de enero. En tan sólo dos semanas, la peopuesta de reforma, con las medidas defendidas por François Hollande en el Congreso de Versailles, ha pasado por la Asamblea Nacional en un ambiente cargado de tensión, división interna tanto a la izquierda como a la derecha, y mucha confusión de cara a la ciudadanía. Desde un principio las medidas se concibieron en el marco de los atentados del 13 de noviembre con la intención de "hacer frente a la amenaza terrorista" (algo que remitió a la Patriot Act aprobada por Bush tras el 11-S). Entonces el Parlamento aprobó en mayoría -tan sólo seis diputados votaron en contra- la prolongación del estado de emergencia durante tres meses, hasta el 26 de febrero, aunque una nueva propuesta para extenderlo otros tres meses, hasta el próximo 26 de mayo, debe ser ratificada  la próxima semana en la Asamblea Nacional tras su aceptación en el Senado. Hasta ahora, la retirada de la nacionalidad se permitía únicamente a aquellas personas nacidas fuera del territorio nacional, pero de aprobarse esta ley los nacidos en Francia también se verían afectados. Finalmente el gobierno ha retirado del texto cualquier referencia a la binacionalidad, pero en la práctica la idea se mantiene, ya que únicamente los ciudadanos con dos pasaportes serían blanco de la medida o de lo contrario Francia estaría creando apátridas. La reforma pasa ahora al Senado, en manos de la derecha, que podrá modificarla; después, vuelta a la Asamblea Nacional, y por último tres quintas partes de las dos cámaras reunidas en Congreso en Versalles, tendrán que votar a favor para ratificarla. A lo largo del debate parlamentario ha quedado en evidencia que ninguno de los dos partidos mayoritarios, Socialistas y Republicanos, han estado unidos sobre la posición que debían mantener frente a la reforma..
María D. Valderrama. París. El Mundo, jueves 11 de febrero de 2016    

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