sábado, 6 de febrero de 2016

El secreto de la abeja negra

La isla francesa de Ouessant es el refugio de esta variedad de antrópodo, un insecto codiciado por las marcas y apreciado por los científicos: su miel es altamente cicatrizante, hidratante y antiedad. En Ouessant la reina es la abeja: en esta isla francesa, donde residen unas 800 personas, viven más de ocho millones de estos insectos. Son especialmente interesantes. "La Apis mellifera mellifera, conocida como abeja negra, solo existe aquí, en esta reserva de la biosfera protegida por la Unesco. La razón principal es la ausencia de tóxicos, pesticidas y virus como el varroa, llamado el vampiro de estos insectos", nos cuenta Jacques Kermagoret, presidente del conservatorio de esta especie de Ouessant, en una crêperie de este tranquilo islote. Es una variedad rara y con una genética privilegiada. "Habitó en casi todo el oeste de Europa hasta el siglo XVIII, pero con la democratización de los transportes perdió su pureza. De Ouessant desapareció a mediados del siglo XIX. Afortunadamente se recuperó en 1978", relata. La miel es un activo legendario. Napoleón solía cargar con toneles repletos de "oro líquido"a la guerra: le servía para curar a los heridos. La eficacia regenerativa de esta variedad es superior a lo normal", puntualiza el experto. Los estudios le dan la razón; en el Hospital de Limoges, donde desde hace años se experimenta con este ingrediente para cicatrizar heridas, se ha comprobado que la de Ouessant es más pura y rica en oligoelementos, vitaminas, minerales y aminoácidos. Sus propiedades antiedad e hidratantes han sido probadas en los laboratorios LVMH, el poderoso grupo al que pertenece Guerlain....El paisaje recuerda a Cumbres borrascosas: páramos grises y fríos, rocas gigantescas y nubes amenazadoras. "La fauna y la flora garantizan la calidad del activo. Como con el ser humano, cuanto más variada es la dieta de la abeja mejor", nos explica el experto, ¿Y cuál es su régimen? "Clavo, mora y brezo. Éste último dota a la miel de una enzima capaz de reparar lesiones producidas por el sol. El entorno también ayuda". Aquí van algunos trazos de este paisaje único: pájaros como el cuervo de pico rojo, el cultivo de algas, especies como la oveja de cabeza negra y la localización de la isla a 18 kilómetros del Finisterre francés. Estamos de suerte, cuando viajamos a Ouessant en lancha desde Brest brilla el sol. No es lo normal. Las condiciones clásicas incluyen cielos encapotados, olas batientes y vientos de unos 110 kilómetros por hora; condiciones que transforman a la abeja negra en una atleta. "Es más musculosa y su capacidad torácica es mayor. Además, el pelaje oscuro la protege del frío; todos esos rasgos la hacen única". La obreras parecen corredoras de fondo: para elaborar un kilo de miel pergrinan de flor en flor y llegan a dar entre una y dos vueltas a la Tierra....
María Ovelar. SModa, 22 de agosto de 2015

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