sábado, 21 de mayo de 2016

El Amiens de Jules Verne,2

El circo de Amiens
No queda nada de la estación original, ni de muchos de los barrios céntricos que se llevaron las bombas en la Segunda Guerra Mundial. Aún así la ciudad conserva un aire tan plácido como cuando el escritor ejercía sus responsabilidades como concejal de Educación, Bellas Artes, Museos, Teatro y Fiestas. Su vida transcurría entre los salones del Ayuntamiento; la biblioteca municipal; el Club de la Unión donde leía revistas; la Comédie, a la que asistía con Honorine a las representaciones teatrales, y su casa, cerca de la cual hizo construir el circo municipal, obra de un alumno de Eiffel, Émile Ricquier. El circo son sus marquesinas modernistas y sus vidrieras cenitales, es un polígono de 16 lados que ahora luce perfecto tras la última rehabilitación  de 2003. "Vivo apartado de los periodistas y de los críticos.... y no salgo de mi rincón", escribía su hermano Paul. Nada más cierto que lo de su rincón. Era lo que dejó perpleja a la famosa reportera del World Nellie Bly cuando visitó al autor de La vuelta al mundo en 80 días mientras trataba de fulminar el récord de su personaje, Philéas Fogg:"Era una habitación austera y desnuda. Debajo de la ventana había una mesa de trabajo y resultaba espectacular no ver en ella el acostumbrado desorden que suele cubrir las mesas de los literatos...No había en la habitación más que un único asiento, ni más mueble que un sofá bajo." Y así de austero se muestra hoy este gabinete en el que trabajó en unas 30 obras, escribiendo de cinco de la madrugada a once de la mañana. Después salía a sus obligaciones y se metía en la cama a las siete de la tarde para leer libros y revistas y tomar notas hasta medianoche. Como ahora, en el primer piso también estaba la biblioteca del autor, y los dormitorios, a los que se añade desde la apertura de este museo en 2006, el mobiliario del despacho de su editor, Pierre Jules Hetzel, proveniente del 14 de la rue Jacob de París, donde estaba la editorial. ¡Si el sofá hablara! Ahí se sentaban Balzac, Victor Hugo, Baudelaire o Georges Sand, y en su mesa de editor aún le imaginamos escribiendo sobre las tachaduras de uno de los manuscritos de Julio Verne.... Por lo demás la reportera Nellie Bly sí vió los muebles del regio comedor, que se conservan tal cual, y la cristalera del jardín de invierno donde se recibía  a las visitas. Los Verne la recogieron en la cercan estación y nada más verla el famoso escritor lo supo: "Miss Bly me pareció muy enérgica y resuelta. Parecía un apuesto jovencito muy capaz de acabar el viaje en el plazo previsto", Así fue: empleó 72 días, 6 horas y 11 minutos, para ser exactos.
Pilar Rubio Ramiro es editora y creadora del blog de viaje y cultura la líneadelhorizonte.com
El Viajero. El País, viernes 13 de mayo de 2016. 

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