domingo, 15 de mayo de 2016

Sin orden ni concierto ni compás

Foto:  .El pais
Sin orden, ni concierto, ni compás. No encuentro mejor imagen que sintetice lo que ha ocurrido esta semana en el mundo de la Educación que la de un concierto en el que todo chirría y que termina con gritos, silbidos, lanzamiento de lo que tienen a mano los espectadores contra los músicos. El concierto de la Reválida de 6º de primaria según la Lomce, espectáculo gratuito para toda España, incluida Cataluña, se ajusta como un guante al modelo descrito, salvo el desenlace. Los españoles somos bastante más sufridos que los espectadores que lanzan tomates al final. Es cierto que no hemos pagado la entrada pero contribuimos con nuestro impuestos a financiar la Educación Pública y Concertada y no hemos dicho ni pío. En mi caso por partida doble ya que los profesores tampoco hicimos oír nuestra voz, aunque, en sordina, algunos hayamos tarareado nuestra opinión. Empeñada en ver el lado bueno de las cosas, hubo algo que salvó al concierto del fiasco anunciado. Una voz. La de los niños. Vi y escuché a algunos en televisión. Ni traumatizados, ni estresados. Sonrientes, seguros de sí (al menos los entrevistados). "Era fácil", "Creo que me salió bien", "Lo sabía pero no me acordaba". Exactamente igual que "en mis tiempos" cuando salimos de nuestra prueba de ingreso, allí en la Plazuela del Corregidor de Ourense delante del colegio de Las Carmelitas, y comentábamos entre nosotras, las niñas de 9 o 10 años que éramos entonces, las preguntas que nos habían hecho. Sin periodistas, ni radio, ni televisiones. Tengo un vago recuerdo de la emoción compartida de lo que la prueba significaba para nosotras:"mayores, eramos mayores, pasábamos al bachillerato" . A mí la voz de los niños que realizaron estos días la cuestionada prueba me sonó como la de los Niños Cantores de Viena  y olvidé todo lo demás. Sin embargo me pregunté otra vez, me lo pregunto todos los años cuando los recibo en mis clases  ¿qué hacemos?, ¿qué pasa para que estos niños de 11 años, con esos ojos enormes, llenos de curiosidad (casi todos) que se entregan a lo que el profesor les enseña  no los reconozcamos muchas veces cuando llegan a 3º  o a 4º.... ?Algo se rompe...

Et pourtant/ no obstante, como en la vieja canción de Gilbert Bécaud,  las voces de los adultos en el concierto chirriaron, chirriaron.... Algunos de los lectores pensarán que me aparto de la verdad cuando digo que no se oyó la voz de los profesores ya que se manifestaron directores  de colegios, expertos educativos, plataformas en favor de la enseñanza pública y algún sindicato, pero ¿a quién representan? Todos sabemos que esos colectivos son entes superestructurales, que los indices de afiliación a los sindicatos o a los movimientos ciudadanos están bajo mínimos. Precisamente a ellos voy a referirme en primer lugar. Como siempre con la ayuda de la prensa: La reválida de sexto, bajo lupa, La Voz de Galicia, domingo 8 de mayo. "Cinco expertos analizan las últimas dudas de la prueba que esta semana realizarán unos 22.000 niños gallegos de sexto: dar o no dar el temario, su utilidad y la falta de información". Transcribiré aquí una intervención de cada uno de ellos. J.M., director de un centro de Santiago: "La necesidad de completar el temario hace que la gente esté muy estresada".  F.J.B., director de un colegio concertado de Pontevedra: "Los profesores tuvieron que hacer un trabajo de luthiers". M.J.M, presidenta del ANPA de colegios concertados: "A los padres nos gustaría tener un papel mayor y ayudar". Por su parte el director general de educación de la Xunta, M.C y el secretario de CIG-Ensino y portavoz de la Plataforma por la Defensa de la Enseñanza Pública, A.L., mantuvieron un rifi-rafe sobre la ratio profesor-alumnos, la falta de información  y la limitación de las competencias que se analizan en la reválida (las lenguas, matemáticas y ciencias), crítica que se contradice con la opinión extendida sobre la dureza de la prueba.  El gran dilema, como señala el artículo, se planteó sobre la conveniencia de llevar o no llevar a los hijos a la prueba. Recordemos que la Plataforma pidió a las familias la insumisión, el sindicato GiG-Ensino convocó a los profesores a no participar mientras que el director general de educación manifestaba que la ley hay que cumplirla. La representante de los padres afirmó que "los padres tenemos un cacao enorme con estas pruebas, se juega con nosotros y somos los últimos en recibir la información". Un coro de voces desafinadas.


Y con esa música de fondo salieron dos solistas. El primero, el presidente del ANPA del colegio público de más prestigio de mi ciudad: "La mejor reválida en primaria es el seguimiento del profesorado cada día" (La Voz de Galicia, miércoles 4 de mayo). Al momento me interesé por quíén había expresado este titular. La foto es de un hombre joven, que parece satisfecho de sí mismo pero no he podido saber cual su profesión, a qué se dedica. Por lo que dice podría ser un inspector, un detective privado o un policía. No quiero ofenderle pero cada día me asombra más la desfachatez de algunos padres en su intromisión en la vida de la escuela. Cierto que hemos sido nosotros los que lo hemos permitido, nosotros no, la administración que lo vendió como el gran cambio en el momento del Gran Cambio: 1989, aprobación del Libro Blanco de la Ley Orgánica General de Educación , refrendada en 1991, implantada de forma gradual en 1996. Y es precisamente Alfredo Pérez Rubalcaba, secretario general de educación en 1989, siendo ministro Maravall, el que entona el segundo solo en este concierto:  "Hablemos, por ejemplo de educación "(El País, miércoles 11 de mayo de 2016 ). El artículo, enmarcado ya en la campaña electoral del 26 de junio próximo, es un balance positivo de la ley educativa de su partido:"la actual es la generación mejor formada de nuestra historia". El argumento principal son los números:"En 1951 acababan el bachillerato el 10% de los alumnos, hoy lo hacen el 75%." No quiero aburrirles con más datos pero me gustaría recordarle al Sr. Rubalcaba la profunda herida que causó su decreto de 1989, la huelga del profesorado de más de dos meses, la elevada sanción económica que nos impusieron, la traición de los sindicatos que después de tanta lucha firmaron el decreto... las jubilaciones anticipadas remuneradas para deshacerse de los descontentos. Tantos recuerdos no son buenos, miremos hacia delante.

Algunos compañeros esperan que, de producirse el cambio político con que nos martillean desde hace meses, lograremos un sistema educativo en el que la equidad sea compatible con la excelencia en palabras del filósofo Jose Antonio Marina que, siempre optimista, con su Libro blanco de la profesión docente sostiene que "el talento es el acto de invertir bien la inteligencia. Esa inteligencia puede cultivarse a través de una educación adecuada." Por mi parte, si soy sincera, a estas alturas de mi vida profesional, casi a las puertas de mi salida, ya solo creo en lo que puedo hacer en clase con esos niños que tanto me gustaron a la salida de la dichosa prueba.
Carmen Glez.Teixeira


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