domingo, 29 de mayo de 2016

Otra promoción se va, otro adiós

Ayer celebramos en el instituto la despedida de los alumnos de la promoción 2016. A estas alturas he perdido la cuenta de a cuántos he visto partir. El sentimiento es el mismo, un estremecimiento íntimo de alegría, la que ellos sienten, contagiosa,  y de nostalgia ante el paso inexorable del tiempo. Sin embargo, el adiós si ha cambiado. Yo que vengo de un mundo tan lejano, tan viejo, ni siquiera recordaba la sobria ceremonia de mi adiós al colegio, adiós. Encontré algo entre mis fotos, las que no figuran en el álbum, la nos seleccionadas en su día, ya casi sepias. El patio del colegio y el sol de justicia de la primavera orensana. Nosotras las mayores de riguroso uniforme (del cuello duro aún no me olvidé) y la Hermana Superiora, asomando, de una enorme toca tiesa, su rostro inexpresivo, entregándome un diploma. Hoy la cuestión del atuendo de las chicas y chicos que se van es de suma importancia. Una auténtica pasarela de modelos que preparan concienzudamente. Lo más sobresaliente este año fueron las pajaritas/ papillons que triunfaron entre los chicos y que hasta hace poco casi no se veían en España. Otra novedad que se impuso en estos actos que, siguiendo la moda americana son hoy moneda corriente, son los discursos. Más o menos afortunados rinden, o lo pretenden, un tributo a la palabra. Entre los de este año me conmovió el del director del centro. Y si hablo de él es por su rareza tanto en el fondo como la forma. Es un hombre joven que dirige el centro desde comienzos de este curso. Un desconocido para la veterana que soy. Sus palabras, que resumo aquí, fueron pocas, pero justas y precisas: " Fui un niño de aldea que gracias a la enseñanza pública, primero en el colegio, luego en el Instituto García Barros de La Estrada, soy lo que soy. Este es mi mensaje: con esfuerzo, trabajo y tenacidad cumpliréis vuestro proyecto de vida." Un discurso sobrio, sin adornos, depouillé /despojado que sonó auténtico como la mejor música.

Había pensado cerrar estos textos del mes de mayo sobre la enseñanza con una defensa de la transmisión del saber, hablándoles del libro de François-Xavier Bellamy "Les désérhités"que ya mencioné en uno de estos recientes artículos, pero cuando lo recibí, a principios de esta semana, en el encargo que hice a Amazon, junto a él también venía otro del mismo autor: "A la jeunesse. De Saint-Éxupéry à Steve Jobs, de grandes voix appellent à vivre intensément"/ "Para la juventud. De Saint-Exupéry a Steve Jobs, voces grandes llaman a vivir intensamente". Enseguida simpatizamos este librito y yo. Sentí que me sonreía: "Quieres escribir algo para tus chicos que se van? Pues te ayudo..." Ya saben  cómo, casi siempre, me dejo llevar.... Además la coincidencia no buscada de la despedida oficial del centro me acabo de convencer. Pensé también que, al fin y al cabo, el autor de los dos libros era él mismo así que si dejaba el uno por el otro, mi traición sería menor. Y no me arrepiento. El libro, en una edición sumamente sencilla, tiene un valor en euros, mínimo, tres, sí sólo tres como lo leen. En su contenido, su precio es inmenso. El prólogo está escrito por el autor, M.Bellamy, del que me acabo de enterar que es el maire adjoint/el teniente alcalde de Versalles. Sorprendente, si al mismo tiempo se es filósofo, profesor de classes préparatoires y escritor. Un prólogo en el que se pregunta :"¿Que significa ser joven?". De su respuesta hablaremos en otra ocasión.  Hoy les presentaré algunas de esa páginas de nuestros mayores, seleccionadas por el autor,  un conjunto de textos dirigido, por supuesto, a los jóvenes pero también a nosotros, al joven que sigue existiendo en cada uno de nosotros. Son catorce textos firmados por catorce personalidades, entre ellas: Jean Jaurès, Émile Zola, Paul Valéry, Saint-Exupéry, Charles De Gaulle. Dos son contemporáneas: Barack Obama, Steve Jobs. Catorce discursos que se complementan y matizan entre sí. Reunidos por el autor "con la esperanza de que despierten en cada lector la sed de libertad, el entusiasmo, el rechazo de la injusticia, la aspiración al absoluto que constituyen la vitalidad y la fecundidad de la juventud."


Me conformaré, por razones de espacio, en  escribir los títulos, que el autor ha asignado a cada uno de estos catorces textos, extraídos de cada uno de ellos y que condensan su mensaje. Echemos un vistazo a los títulos , en el orden que decidió el autor: "¿Qué decir a un joven de 20 años?", "Tenéis derecho a ser exigentes", "¿Dónde veis que haya motivo para desesperar?", "¡Juventud, juventud, se humana, se generosa!", " No temamos a la alegría", "Aprendamos la cortesía del espíritu y el arte de encontrar la vida amable", "Toda la obra de la razón consiste en subordinar la inteligencia al corazón", "El porvenir se confunde en cada uno de nosotros con le acto mismo de vivir" "Mi trabajo no habría valido nada si, al mismo tiempo que me nutría materialmente, no me hubiese hecho ser "de" algo", "Si buscáis la alegría, buscad la alegría más elevada", "Tened la ambición de que el progreso sea el bien común","No subestiméis vuestro valor de ejemplaridad",  "Sed insaciables, sed locos". 

Con unos versos de :"¿Qué decir a un joven de 20 años?", que es un poema firmado por Hélie de Saint-Marc, antiguo resistente, me despido de la promoción 2016: 

        "Todo se conquista, todo se merece. 
          Si no sacrificamos nada, nada obtendremos."
       ..............................................................................
     "Tendremos que saber encontrar en las dificultades y las pruebas
        esa generosidad, esa nobleza,
        esa milagrosa y misteriosa belleza dispersa por el mundo,
        saber  descubrir esas estrellas, 
        que nos guíen cuando estemos hundidos
        en lo más profundo de la noche
        y ese temblor sagrado de las cosas invisibles."

       Carmen Glez. Teixeira

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