sábado, 24 de septiembre de 2016

Burdeos, la galaxia del vino

 La Cité du vin
Es uno de los reinos más preciados del mundo del vino, por su pasado y por su vibrante e inacabable oferta de rutas, visitas a bodegas o catas. Y desde junio esta ciudad francesa, declarada Patrimonio mundial de Unesco cuenta con un edificio futurista en forma de gota que dedica 14.000 metros a repasar las viñas de todo el mundo y regala un mirador de lujo. Burdeos lo tiene todo para unas vacaciones, incluso para aquellos no especialmente interesados en el mundo del vino: calles repletas de terrazas y alegría; edificios imponentes como el Palacio de la Bolsa; escultura majestuosa del barcelonés Jaume Plensa; alrededores para escapadas de un día de película como las dunas de Arcachon. Es el paraíso de los foodies  y el lugar al que los aficionados al mundo del vino siempre quieren regresar. Aún así en junio estrenó un complejo futurista consagrado a la enología: La Cité du vin. Es el primer parque temático enológico y hasta la arquitectura pretende ser un reclamo, porque los creadores (Anouk Legendre y Nicolás Desmazières) idearon diez niveles que suman cerca de 14.000 metros y cuyo diseño está inspirado en el movimiento del líquido al caer en la copa de cristal. Es un gran volumen que ofrece, además, una observatorio a 55 metros y con vista panorámica del río Garonne y de la ciudad. Todo el interior es un universo interactivo que remata con una experiencia  que pretende recorrer los aromas de los viñedos del todo el mundo. La cité du Vin es la novedad, pero Burdeos ofrece decenas de espacios para sumergirse en la parte más lúdica de las catas. Para empezar cuenta con la vinoteca más bonita del mundo: se trata de L'intendant, diseñada como una torre de madera de doce metros de altura y que alberga más de 15.000 botellas. Cuantos más pisos se suben, más botellas exclusivas se encuentran. Está en un triángulo de calles especia: El paseo de l'Intendance, el Clemenceau y la avenida de Tourny. A un paso de locales como Le petit commerce, entre otros que hasta cuentan con pescadería propia. Burdeos hasta tiene una nube de agua para que descanse el viajero, es el espejo líquido más grande del mundo, una fuente que mana del suelo ante el Palacio de la Bolsa y en la que personas de todas las edades pasean descalzos sobre dos centimetros de agua, entre brumas y chorros.
Bea Abelairas. La Voz de Galicia, 7 de agosto de 2016 

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