martes, 20 de septiembre de 2016

Todas las mujeres de Renoir

Joven bañista. Renoir
 Existen muchas formas de acercarse al pintor francés Piere-Auguste Renoir (Limoges,1841; Cagnes-sur-Mer, 1919), uno de los grandes artistas de todos los tiempos. Una es a partir de las obras en que pintó a la mujer en sus múltiples facetas, de las parisinas modernas que se vestían a la última y frecuentaban los lugares de moda, como el Moulin de la Galette, a aquellas a las que, sobre todo en su última etapa, representaba desnudas en bucólicos paisajes en los que de forma sensual parecen disfrutar de todos los placeres de la vida. También son mujeres las que aparecen en escenas íntimas y cotidianas, donde una madre, normalmente su mujer Aline amamanta a un niño, su hijo Pierre y en múltiples escenas de aseo en las que el ritual de limpieza se reviste de seducción. Quizá por ello Renoir está considerado el pintor de al mujer, tras crear modelos completamente atribuibles a su pincel y reconocibles. Este acercamiento es lo que propone la Fundación Mapfre que inaugura la temporada de su sede en Barcelona con Renoir entre mujeres. Del ideal moderno al ideal clásico, una exposición -abierta al público entre mañana y el ocho de enero- que despliega 40 Obras del artista de las 70 que suman los museos parisinos de Orsay y de la Orangerie. Pero Renoir no se encuentra solo en este viaje a Barcelona: le acompañan otros 30 lienzos realizados por autores coetáneos de la talla de Van Gogh, Cézanne, Degàs o Picasso, junto a trabajos de los catalanes Ramon Casas, Santiago Ruisiñol o Carles Casagemes, que pintaron los mismos escenarios de Montmartre que Renoir. Por la calidad de las piezas exhibidas, la antológica, comisariada por Paul Perrin, conservador de pintura del Museo d'Orsay, está llamado a ser una de las grandes citas de este otoño. Amigas, amantes, esposa, modelos profesionales, muchachas de la calle, actrices, grandes burguesas...Las mujeres inspiraron siempre a Renoir como objeto de seducción y viva encarnación del arte, como queda patente en los diez ámbitos en que se divide la exposición. Perrin recuerda que fue en 1880, a partir de un viaje a Italia, cuando Renoir comenzó a abandonar los retratos de la parisina moderna para centrarse en los desnudos femeninos,  "reflejo de la admiración que siente por la obra de Ingres, Rafael o el Veronés, en una especie de retorno al clasicismo". A esta época corresponde Mujer desnuda en un paisaje, donde se aprecia la superación de la técnica impresionista y un mayor control del dibujo. El abandono del impresionismo queda patente en Las bañistas (1918-1919), su última gran pieza, que se aleja de los planteamientos clásicos al tiempo que se acerca a la modernidad revolucionaria del arte como Picasso que cierra la muestra con dos impresionantes desnudos: Grand nu à la draperie del museo de Orsay, y Femme dans un fauteuil rouge, perteneciente a una colección privada suiza.
José Angel Montañés. Barcelona. El País, viernes 16 de septiembre de 2016

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