jueves, 8 de septiembre de 2016

Mathilde Pomès, embajadora de la poesía española en Europa

Homenaje a Mathilde Pomès en Madrid en el año 1931
con Pedro Salinas y García Lorca entre otros.
Cuando la joven Mathilde Pomès veía los Pirineos desde su casa, se preguntaba qué había al otro lado. Nacida en 1886, en el pueblo francés de Lescurry, su curiosidad le impulsó a aprender español  y asistir cada verano, desde 1912, a unos cursos en Burgos. Allí conoció a escritores e intelectuales, ente ellos, un joven poeta, Pedro Salinas, que luego formó parte de la Generación del 27. Su influencia como profesora de La Sorbona -fue la primera catedrática de español en la universidad parisina- ayudó a que Salinas le diesen allí un puesto. Ese fue el primero de los muchos favores que, de manera desinteresada, hizo esta mujer a la mayoría de los grandes de la literatura española de la primera mitad del siglo XX. Así lo demuestra el millar de cartas que acumuló de 160 figuras (Unamuno, Azorín, Falla, Turina, Machado, Azaña, Gómez dela Serna, Gerardo Diego, Alberti, Guillén....). Una pequeña muestra de todas ellas  -entorno a 40, casi todas inéditas- formarán parte de la exposición que la Biblioteca Nacional de España (BNE) abrirá el 30 de septiembre. La comisaria de la muestra, Elisa Ruiz García, catedrática emérita de la Facultad de Geografía e Historia de la complutense de Madrid, conoció a Pomès por su marido, Manuel Sito Alba, quien dirigió la Biblioteca española de París. "Ella no había tenido hijos y vivía en una residencia. La visitábamos, nos contaba cosas, le llevábamos fruta...."Ruiz cree que Pomès vio en ellos a los nietos que no había disfrutado, y quizás esa fue la razón por la que un día les anunció que les regalaba las valiosas cartas que atesoraba. Riz, nacida en 1937, se ríe cuando dice que ahora se ve "como Mathilde mayor" y por ello ha donado a la Biblioteca Nacional las misivas de la hispanista y poeta fallecida en 1977 . En la correspondencia se aprecia su "amistad profunda" con Manuel de Falla, a quien había conocido en Granada. La hermana del músico se dirigió a ella en febrero de 1930 para decirle que el autor de El amor brujo estaba con depresión. Ocon Unamuno, "el intelectual español que más le impactó", le confesó Pomès a la profesora Ruiz, del que habrá en la exposición una foto dedicada:"Con un abrazo espiritual". También Baroja, Ortega y la Generación del 27, "con los que se entendía muy bien porque eran de la misma edad". Unos jóvenes que se alejan de algunos de sus predecesores, como le escribe Salinas en 1928:"La vieja Azorín con sus ridículos intentos teatrales. Baroja viviendo de las sobras de su arte. Machado, digno, noble siempre, pero con ese aire remoto suyo". Los escritores españoles le enviaban sus poemas y manuscritos a esta mujer inteligente, de estatura media, pelo a lo garçon y mirada penetrante. "Ella los traducía al francés y escribía artículos en Le Figaro para darlos a conocer. Fue clave en su difusión en París, que entonces era la capital cultural del mundo. Si triunfabas allí, podías tener éxito mundial". Ramón Gómez de la Serna, cuyas greguerías vertió al francés, la llamó "mi querida y admirada hada madrina", en una de las 35 cartas que se conservan, todas en tinta roja. La triple condición de amiga, traductora y agente literaria llevó a Vicente Aleixandre a definirla como "el verdadero cónsul de la poesía española en Europa". Las misivas conforman "un fresco de la intelectualidad española entre los años veinte y los cincuenta del siglo XX, un período crucial, y en los textos hay referencias a la situación literaria, social y política", añade Ruiz.....
Manuel Morales. Madrid. El País, lunes 22 de agosto de 2016 

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