viernes, 23 de septiembre de 2016

Emmanuelle Haïm conquista a la Filarmónica de VIena

Emmanuel Haïm
La directora y clavecinista francesa Emmanuelle Haïm (París, 1962) siempre lo tuvo claro. "Con nueve o diez años ya pensé que sería directora", señala a El País horas antes de su concierto al frente de la Filarmónica de Viena. Desde sus inicios se especializó en música francesa e italiana de los siglos XVII y XVIII, siguiendo el modelo de William Christie, con quien trabajó en Les Arts Florissants. En 2000, formó grupo propio, Le Concert d'Astrée, pero también comenzó a colaborar con orquestas como la Filarmónicas de Berlín y Los Angeles, dirigiendo a Rameau y a Händel con instrumentos modernos y criterios de época. Haïm acaba de convertirse en la tercera mujer que se sube al podio de la Filarmónica de Viena en sus 174 años  de historia. Podría considerársele incluso la segunda, pues Carmen Studer-Weingartner fue impuesta a la formación en 1935 por su marido y maestro, Felix von Weiingartner. La experiencia fue entonces tildada por los músicos, como "una forma de terror" y ninguna mujer volvió a dirigir a la Filarmónica de Berlín en siete décadas. La australiana Simone Young rompió el maleficio en 2005 para reinaugurar el Burgtheater y dirigió también en el Konzerthaus. Esta nueva invitación a una directora esta relacionada con el motivo central del Festival de Lucerna ("Prima Donna") y culminó el sábado con un concierto en el histórico Theater an der Wien de la capital austríaca. La Filarmónica de Viena busca ponerse al día pero no lo hará hasta que una directora haya actuado en su sede, la famosa Sala Dorada del Musikverein, dentro de sus prestigiosos conciertos de abono o el celebérrimo Concierto de Año Nuevo. El programa de Haïm se centró en Händel, un compositor al que considera ideal para trabajar criterios de época con una orquesta moderna. Dirigió el primero de los Concerti Grossi opus 6, dos suites de Música acuática y la cantata Il delirio amoroso con la brillante soprano holandesa Lenneke Ruiten como solista. La Filarmónica de Viena se redujo a unos treinta músicos y Haïm les sumó tres integrantes de su grupo para el continuo. Fue una curiosa experiencia ver a los vieneses afanados por tocar con poco vibrato, acentos marcados y numerosos adornos en sus solos.... La orquesta se mostró cómoda en Música acuática. La tercera suite fue lo mejor de la noche; escuchamos al electrizante flautista de pico Sébastien Marq y la dirección de Haïm sacó la mejor de la orquesta vienesa. El concierto concluyó con dos propinas de Giulio Cesare y Ricardo Primo.
Pablo L.Rodríguez. Viena. El País, lunes 19 de septiembre de 2016

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