lunes, 6 de noviembre de 2017

Elogio de la pereza

Olivier Martínez
Olivier Martínez es el primer actor que Mango Man elige como imagen. "Me encanta que hombres que no son modelos hagan campañas de moda. Me parece mucho más interesante". El actor (París,1966), aprovechará su estancia en Madrid para desmontar varios tópicos sobre su profesión o, al menos, sobre sí mismo. En su infancia parisina no jugaba a hacer funciones para sus padres. Tampoco tuvo una epifanía viendo alguna película en televisión que le convenciera de que lo que deseaba en la vida era hacer lo mismo que aquellos señores en la pantalla. Olivier Martínez nunca soñó con ser actor. Ni siquiera se le ocurrió. No fue la vocación quien lo lo llamó. "Fue el destino, las cosas pasan así en mi vida", aclara con soltura. Ni siquiera en los noventa, cuando se le amontonaban los guiones, sobre todo, desde que en 1993 ganara el César a actor revelación por Un, deux, trois, soleil, experimentó una pizca de ansiedad. No sabe lo que es, dice, ni por exceso ni por falta de papeles. "No, no tengo la angustia del actor que no trabaja. Me ha pasado varias veces en mi carrera, incluso durante varios años. A mí me encanta vivir. La vida está muy bien", dice en un perfecto español. Después de aquel éxito -y otros más que le siguieron- podría entenderse como un gesto ambicioso y casi lógico su traslado a Hollywood. Para nada. No partió en busca de más oportunidades. "Me fui porque tengo un hijo allí. Y mi hijo es estadounidense. La familia está por encima de todo".... A los 51 años, Martínez no sacraliza su oficio. "Para mí es muy sencillo. Simplemente soy un contador de historias". Por supuesto, nunca se ha planteado escribir o dirigir:"Eso me aburre mucho". Aunque últimamente ha participado en series como Mars y Texas rising, la televisión, ese santo grial de la ficción contemporánea, se lo toma con mucha moderación. "Me gusta hacer pocos episodios. Una serie con 13 capítulos me aburriría. Prefiero hacer un trabajo de tres meses máximo, olvidarme y regresar a la vida", informa... Martínez, ha quedado claro, es un hedonista. Pero, sobre todo, es un tipo sorprendente. Cuando le preguntamos sobre cuál es su placer definitivo, responde:"Leer mucho. Es una cosa subversiva en este mundo. Mi abuelo era pastor. No sabía leer ni escribir. Cada generación en mi familia tiene más cultura. Mi hijo irá a la universidad. Por fin tendremos un burgués en la familia. ¡Viva!".
Custodio Pastor. Icon. El País, noviembre 2017

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