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Florence DEay |
En el origen de la fascinación de Florence Delay (París,1941) por la cultura española intervinieron pocas personas. Una parte de la culpa la tuvo un joven profesor de español del liceo Jean de la Fontaine de París, que insistia en estudiar la lengua a partir de poemas; otra poca la tuvo su madre, que un día arregló a la chispeante adolescente con falda blanca y blusa azul marino para recibir a un amigo que era "tan generoso como enorme". Así conoció a René Char, metro noventa de humanismo y sensibilidad poética. Él tuvo una culpa mayor, poco tiempo después, tras un breve paso de Delay por España, cuando ella ya se había habituado a ir a la casa de Char de la rue Chanaleilles, éste le regaló un grueso volumen en cuya cubierta figuraba, como si fuera un dibujo, una firma dorada: "Federico García Lorca". Eran las obras completas de la colección Aguilar. "Traduce el que más te guste y te publicaré la traducción en la revista La Carotide, añadió el autor de Hojas de Hypnos. Eligió la Cancioncilla del primer deseo y ya nada fue igual. Fruto de esa fascinación son sus memorias, Puerta de España (Turner). Sobre ellas habló con El País durante las Conversaciones Literarias de Formentor en Mallorca, donde impartió una ponencia sobre Nerval, otro de sus predilectos. Puerta de España es un paisaje vital que une la pasión por la literatura, el teatro y los viajes y que recorre en primera persona la actividad intelectual de una autora que conoció España por los libros. "Empecé a entender el mundo más allá de Francia a través los poemas de Federico. Aunque suene raro yo nunca antes había mirado la luna y fue al leer el Romance de la luna que la descubrí. Y así hubo muchas otras cosas que me aparecieron en español y que no había notado en francés". Miembro de la Academia Francesa (es la cuarta mujer en su historia), a Delay le debemos exquisitos libros como Mis ceniceros (Demipage) o A mí, señoras mías, me parece (Acantilado), dedicado al Palacio de Fontainebleau. El origen de Puerta de España fue unos cuantos artículos que se vió obligada a reescribir porque " un libro tiene que tener su pulso propio". "Así le dí el enfoque que quería, que es el del camino hacia España de mi propia cronología: que empieza en Lorca, (y sus consecuencias: Falla, el flamenco, Antonio Gades...) y José Bergamín; y que luego salta hacia atrás, hasta el Siglo de Oro". A sus años, diferencia entre errores y fracasos:"Los primeros son siempre buenos, hay que repetirlos y el único fracaso que siento es no haber vivido una aventura como la de La Barraca de Lorca, no haber podido crear algo parecido: una cosa que se monta y se desmonta y que va por el mundo"...
Use Lahoz. Formentor. El País, sábado, 4 de noviembre de 2017
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