martes, 28 de noviembre de 2017

Modigliani, un italiano en París



El casi centenar de modiglianis que la Tate Modern londinense desplegará del 23 de noviembre al 2 de abril encarnan el atractivo de reunir algunas de las obras icónicas de una firma inclasificable, cuyos retratos de rostros ovalados, cuellos estilizados y ojos sin pupilas son hoy inmediatamente reconocibles. La mayor retrospectiva que Reino Unido ha dedicado  a Amadeo Modigliani (1884-1920) toma como leitmotiv la forja de su trabajo en un París capital del arte moderno para exhibir cuadros -incluidos algunos de sus famosos desnudos- que trastocaron la noción figurativa de la pintura. "Modigliani era italiano y eso marca su identidad, pero se convirtió en el artista que hoy conocemos gracias a su traslado a París", subraya la comisaria, Nancy Ireson, sobre el personal lenguaje que este hijo de una familia judiosefardí de Livorno experimentó y desarrolló en su singladura parisina. Con la salud quebrada por la tuberculosis que contrajo en su adolescencia, un joven de 21 años quiso trasladar su ambición al faro de las vanguardias, donde absorvió las influencias del cubismo, el fauvismo o los tanteos expresionistas para acabar creando un estilo propio. Su trazo se relaja con pinceladas menos definidas que suponen el abandono de una forma más pulcra y tradicional de pintar, en el desfile de retratos que ejecutó de los artistas, poetas, músicos y actores de su círculo de Montparnasse y de Montmartre. Modigliani pinta entre otros muchos a Juan Gris, a Brancusi, a Picasso, de quien dijo: "Siempre va diez años por delante de todos nosotros". Reflejo de esa admiración. estampó junto al rostro del creador malagueño la palabra savoir/saber".
Picasso le devolvió el cumplido sentenciando que "solo hay un hombre que sabe vestirse, y ese es Modigliani". El comentario socarrón aludía al éxito del apuesto italiano entre las mujeres...
Sus trabajos más renombrados y provocadores están en esa colección de desnudos que muestra a la mujer como sujeto erótico que controla su sexualidad y que en el París supuestamente rupturista de 1917 le mereció la censura por la exposición sin recato del pubis. Cien años más tarde, su Desnudo acostado (1917-1918) acabaría suponiendo uno de los hitos de Christie's, que lo subastó por 158 millones de euros en 2015. 
El museo londinense ha conseguido reunir para esta ocasión 12 de esos desnudos, en los que la sensualidad de las modelos que buscan el contacto visual con el espectador sugiere los cambios en ciernes en la vida de unas mujeres progresivamente más independientes. Procedentes de préstamos de todo el mundo, la Tate exhibe también un grupo de nueve esculturas que ilustran esa otra pasión que tuvo el autor por trabajar la piedra. 
La retrospectiva arranca y concluye con sendos autorretratos. En el primero, se pinta como un pierrot entre romántico y melancólico, un joven que está perfilando su identidad. El segundo, ejecutado un año antes de su muerte, muestra al autor paleta en mano, confiado y seguro de sí mismo y de su arte. Es el Modigliani ante el que se ha rendido la posteridad
Patricia Tubella. Londres. El País, miércoles 22 de noviembre de 2017

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