Picasso le devolvió el cumplido sentenciando que "solo hay un hombre que sabe vestirse, y ese es Modigliani". El comentario socarrón aludía al éxito del apuesto italiano entre las mujeres...
Sus trabajos más renombrados y provocadores están en esa colección de desnudos que muestra a la mujer como sujeto erótico que controla su sexualidad y que en el París supuestamente rupturista de 1917 le mereció la censura por la exposición sin recato del pubis. Cien años más tarde, su Desnudo acostado (1917-1918) acabaría suponiendo uno de los hitos de Christie's, que lo subastó por 158 millones de euros en 2015.
El museo londinense ha conseguido reunir para esta ocasión 12 de esos desnudos, en los que la sensualidad de las modelos que buscan el contacto visual con el espectador sugiere los cambios en ciernes en la vida de unas mujeres progresivamente más independientes. Procedentes de préstamos de todo el mundo, la Tate exhibe también un grupo de nueve esculturas que ilustran esa otra pasión que tuvo el autor por trabajar la piedra.
La retrospectiva arranca y concluye con sendos autorretratos. En el primero, se pinta como un pierrot entre romántico y melancólico, un joven que está perfilando su identidad. El segundo, ejecutado un año antes de su muerte, muestra al autor paleta en mano, confiado y seguro de sí mismo y de su arte. Es el Modigliani ante el que se ha rendido la posteridad
Patricia Tubella. Londres. El País, miércoles 22 de noviembre de 2017
Sus trabajos más renombrados y provocadores están en esa colección de desnudos que muestra a la mujer como sujeto erótico que controla su sexualidad y que en el París supuestamente rupturista de 1917 le mereció la censura por la exposición sin recato del pubis. Cien años más tarde, su Desnudo acostado (1917-1918) acabaría suponiendo uno de los hitos de Christie's, que lo subastó por 158 millones de euros en 2015.
El museo londinense ha conseguido reunir para esta ocasión 12 de esos desnudos, en los que la sensualidad de las modelos que buscan el contacto visual con el espectador sugiere los cambios en ciernes en la vida de unas mujeres progresivamente más independientes. Procedentes de préstamos de todo el mundo, la Tate exhibe también un grupo de nueve esculturas que ilustran esa otra pasión que tuvo el autor por trabajar la piedra.
La retrospectiva arranca y concluye con sendos autorretratos. En el primero, se pinta como un pierrot entre romántico y melancólico, un joven que está perfilando su identidad. El segundo, ejecutado un año antes de su muerte, muestra al autor paleta en mano, confiado y seguro de sí mismo y de su arte. Es el Modigliani ante el que se ha rendido la posteridad
Patricia Tubella. Londres. El País, miércoles 22 de noviembre de 2017
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