Vivimos días extraños, la gente cree que las novelas dicen la verdad y las memorias mienten. Que las noticias nos engañan y los youtoubers son honestos. Tiempos cínicos en los que, sin embargo, amamos, como nunca, la sinceridad. En la era de la posverdad conceptos como no ficción adquieren un cariz más elusivo, como si el espejo se hubiera roto entre las manos y necesitáramos desesperadamente alguien que nos ayudara a juntar las piezas de lo real. ¿Es Emmanuel Carrère ese hombre? En el año 2000, el autor francés escribía:"La mañana del sábado 9 de enero de 1993, mientras Jean-Claude Romand mataba a su mujer y a sus hijos, yo asistía con los míos a una reunión pedagógica en la escuela de Gabriel, nuestro hijo primogénito". Así comienza El adversario, la historia real de un médico de la OMS que no era tal y que, por temor a que su falsa vida y todas las mentiras fuesen descubiertas, asesinó a su mujer, sus dos hijos, sus padres y su perro. El móvil podría resumirse como "miedo a decepcionar".
Aquel libro fue un punto de inflexión en la vida y el estilo de Carrère. Porque en la escena aparece el asesino pero también el narrador, que utiliza a su "objeto" de estudio como espejo cóncavo de su propia y escindida identidad... Su voz encaja como un guante en nuestra era que es la del culto a la subjetividad. La revista The New Yorker le dedicaba recientemente un largo perfil y describía sus libros como "una combinación de historia personal, reportaje y filosofía que nos hechiza con una prosa compulsiva". Carrère nos ha hablado de sus crisis de fe, de su juventud acomplejada, de su dandismo de derechas, del porno que le excita, de cómo sobrevivió al tsunami, de su sexualidad cruda y romántica, de su búsqueda de la bondad, de la figura de su madre -Helène Carrère d'Encausse - una eminencia de la historia rusa que predijo la caída de la Unión Soviètica- de la nana vieja y fea que lo cuido -y le cantó-, de su dos sesiones de psicoanálisis semanales. De sus cenas bobo (bourgeois bohème)...
Emmanuel Carrère está en Barcelona para presentar Conviene tener un sitio a donde ir (Anagrama) una antología de crónicas y ensayos desde 1990 a 2015 donde podemos rastrear el embrión de algunas de sus novelas y de sus eternas obsesiones como la búsqueda de la verdad: "Creo que debemos perseguir la verdad, pero teniendo muy claro que no la alcanzaremos jamás. A lo que si podemos llegar es a cosas más modestas, como la sinceridad, la honestidad y la exactitud en los hechos...que son formas de llegar a ella.
Isabel Navarro.Mujerhoy, 3 de febrero de 2018
Aquel libro fue un punto de inflexión en la vida y el estilo de Carrère. Porque en la escena aparece el asesino pero también el narrador, que utiliza a su "objeto" de estudio como espejo cóncavo de su propia y escindida identidad... Su voz encaja como un guante en nuestra era que es la del culto a la subjetividad. La revista The New Yorker le dedicaba recientemente un largo perfil y describía sus libros como "una combinación de historia personal, reportaje y filosofía que nos hechiza con una prosa compulsiva". Carrère nos ha hablado de sus crisis de fe, de su juventud acomplejada, de su dandismo de derechas, del porno que le excita, de cómo sobrevivió al tsunami, de su sexualidad cruda y romántica, de su búsqueda de la bondad, de la figura de su madre -Helène Carrère d'Encausse - una eminencia de la historia rusa que predijo la caída de la Unión Soviètica- de la nana vieja y fea que lo cuido -y le cantó-, de su dos sesiones de psicoanálisis semanales. De sus cenas bobo (bourgeois bohème)...
Emmanuel Carrère está en Barcelona para presentar Conviene tener un sitio a donde ir (Anagrama) una antología de crónicas y ensayos desde 1990 a 2015 donde podemos rastrear el embrión de algunas de sus novelas y de sus eternas obsesiones como la búsqueda de la verdad: "Creo que debemos perseguir la verdad, pero teniendo muy claro que no la alcanzaremos jamás. A lo que si podemos llegar es a cosas más modestas, como la sinceridad, la honestidad y la exactitud en los hechos...que son formas de llegar a ella.
Isabel Navarro.Mujerhoy, 3 de febrero de 2018
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