'Telón de la móvil y cambiante naturaleza' (1975), de Beatriz González. |
Así es la mirada de Beatriz González: sorprendente, única. Desde los grandes maestros que cita Pérez Oramas en el catálogo -"parece haberse iniciado en el oficio de la pintura frecuentando obras de Vermeer de Delft y Diego Velázquez, entre otros maestros antiguos"-, las preguntas de González se mueven hacia una crítica política local muy sutil -no le gusta verse como "colombianista"- que se sirve de soportes fuera de lo normal para posicionarse desde otros lugares. Son las cortinas y los muebles - para ella bidimensionales en esencia- que, siguiendo a Harold Rosenberg y sus anxious objects, que generan una inquietud luminosa en los espectadores. Persigue las noticias en la prensa -al estilo de los pop- para ponerlas después en evidencia como una fórmula camuflada de lo violento o al menos de cierto encubrimiento por omisión... La idea de las cortinas le viene, cuenta, mirando una imagen de Le déjeuner sur l'herbe de Manet, en la cubierta de la enciclopedia Salvat: el papel gastado y desteñido le hace pensar en una carpa de circo. Son los juegos opuestos de Beatriz González, la "maestra", que nos enseña a volver a mirar el mundo.
Beatriz González, Rétrospective 1965-1972. CAPC. Burdeos. Hasta el 25 de febrero
Estrella de Diego. El País, sábado 23-12-2017
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