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Hotel de Crillon |
Hotel de Crillon. Orígenes texanos, capital saudí, gestión china. ¿Puede esta interesante combinación complacer a la nueva "crème de la crème", en la emblemática Place de la Concorde, el corazón de París? Para entender hasta qué punto este trinomio funciona a la perfección no hay más que darse una vuelta por el "lobby"de uno de los hoteles históricos más importantes de Europa. Arreglos florales sobresalientes, vitrinas con pasteles que parecen joyerías de la vecina Rue de la Paix, obras de arte contemporáneo y gran ambiente en esta nueva etapa de uno de los mejores palacios de París. El hotel volvió a abrir sus puertas el pasado mes de julio tras cuatro años de cierre y una segunda renovación profunda de este imponente edificio de 1758 posible gracias al capital invertido por los nuevos propietarios, príncipes saudíes. Con el cambio de dueños, adquiere la gestión Rosewood Hotels, originaria de Texas y hoy con sede en Hong-Kong. Atención al nombre de Sonia Cheng, CEO de Rosewood, 35 años y con una envidiable visión para entender el lujo "millennial", como ya dejó claro en el magnífico hotel de su grupo en Londres. En definitiva: la globalización del lujo cristaliza a principios del siglo XXI junto a la fachada donde fue guillotinado Luis XVI. El viejo Crillon ha muerto, viva el nuevo Crillon. De todas las reformas de viejos palacios convertidos en hoteles, estamos ante la que mejor transmite nuevos aires respetando con acierto su identidad original. Sus 78 habitaciones y 46 suites tienen ese aire sofisticado y no del todo frío del "estilo residencial parisino". Dos de ellas las firma Karl Lagerfeld, quien da muestras de que un alemán entiende como nadie el chic francés. Excelente oferta gastronómica, piscina, spa, barbería, salones y más salones que transmiten cierta "grandeur" puesta al día y un gran equipo humano con talentos diversos. Como el del florista Djordje Varda. Y como París sigue siendo oficialmente la ciudad del amor, en el primer San Valentín del nuevo Crillon han preparado propuestas interesantes con un toque romántico, como participar en un taller de arreglos florales con Varda. Los "millennials" no solo quieren recibir rosas, ahora también quieren cortar sus tallos. De forma creativa, "bien sûr". Desde 970 euros.
Vicky Vilches. Fuera de serie, 11 de febrero de 2018
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