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Escena de Pelléas y Mélisande |
Accede al Campoamor de Oviedo, los días 29 y 30 de enero y el 1 y 3 de febrero esa obra mágica, única, sorprendente, que es Pelléas y Mélisande de Debussy, en cierto sentido, como se ha dicho, una antiópera, definición que no desagradaba al propio Debussy y que en 1902 partió del texto teatral del belga Maeterlinck. El deseo de respetar estrictamente la prosodia llevó al compositor a redactar una entonación semihablada, un parlato musical rico en sfumature, en matices expresivos, donde es la orquesta la que va marcando el camino temático. Un estilo derivado en cierta medida de los rasgos de la escuela rusa de Dargomiski o Musorgski que buscaba el efecto reflejado en un recitativo dramático permanente, infinito. El reparto que ha sufrido más de una modificación, cuenta con la gentil Anne-Catherine Gillet, Edward Nelson y Christopher Purves. René Koering, que sustituye a Gut Joosten , lleva la batuta de la escena en una producción procedente de la Ópera de Niza. La música será manejada por la cada vez más sólida batuta del canadiense Yves Abel, artista de prestigio que no es del todo desconocido en la capital asturiana (ha dirigido entre otras, Otello y La Bohème ). Sensible, navegador en los más variados repertorios, conoce bien la partitura y considera, según recientes declaraciones , que es un verdadero placer dirigir una ópera de tales complejidades sinfónicas como ésta: "Debussy, un auténtico vanguardista, introdujo un mundo sonoro totalmente nuevo con sus armonías originales, su paleta de luces y sombras, sus oleadas de texturas exuberantes y sensuales que abarcan todo el aspecto de la emoción, y con sutiles corrientes de significado que describen el interior de los personajes. De hecho el estilo único de Debussy, expresivo, refinado, despojado de su esencia, fue caracterizar la música francesa y el modernismo internacional para las generaciones venideras".
A.R. El Cultural, 26-1-2018
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