domingo, 15 de julio de 2018

Simone Veil en el Panteón

Simone Veil en el Panteón de los ilustres de Francia
Simone Veil, superviviente de Auschwitz, feminista que logró la legalización del aborto y presidenta del primer Parlamento europeo electo, pertenece ya oficialmente al santoral laico de la República francesa. "A los grandes hombres, el reconocimiento de la patria", dice la inscripción en el anacrónico frontispicio del Panteón, donde reposan los restos de Veil (1927-2017), junto a los de su marido, Antoine. Ambos, la gran mujer y su esposo, fallecido en 2013, ingresaron en el imponente templo republicano en una ceremonia que congregó a los poderes del Estado y a miles de parisinos.
Veil que en vida era un monumento para muchos franceses, es una figura única en la historia reciente del país. Resume las tragedias del siglo XX y sus combates épicos. Deportada en 1944 por ser judía, perdió a sus padres y a su hermano en el Holocausto. Regresó a Francia y reconstruyó su vida. Ministra de sanidad de un Gobierno de centroderecha, impulsó la ley sobre la interrupción voluntaria del embarazo. Adoptada en 1975 entre virulentas descalificaciones contra Veil, cambió la vida a millones de francesas. Y fue una europeísta pragmática y convencida, la primera presidenta del Parlamento cuatro años después.
En tiempos de amnesia histórica, de renovados combates por la igualdad y de euroescepticismo rampante, el mensaje de la vida y la obra de Simone Veil está más vigente que nunca. "Hemos querido que Simone Veil entre en el Panteón sin que pasen las generaciones, como nos habíamos acostumbrado, para que sus combates, su dignidad, sus esperanzas sigan siendo una brújula para los tiempos turbios que atravesamos", dijo el presidente francés, Emmanuel Macron, en su discurso. 
Al final de la alocución, pasado el mediodía, la soprano Barbara Hendricks cantó La Marsellesa y entonces se abrieron las puertas del templo, la fachada adornada por una foto del matrimonio Veil y dos banderas, europea y francesa. Los guardias republicanos transportaron ambos ataúdes. Era el final de una ceremonia milimetrada y solemne, un momento intenso de la liturgia republicana como solo Francia sabe organizarlo, una ceremonia en la que lo laico y lo sagrado se fusionaron para enviar un mensaje al mundo de hoy...
Marc Bassets. París. Lunes 2 de julio de 2018 

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