...estos bleus diversos -más de la mitad nacieron en familias inmigrantes- son un ejemplo para todos... |
El Gobierno de Macron, de alguna manera, prolongó la fiesta de la República del sábado 14 al lunes 16. Macron es conocido por su insistencia en hacer "pedagogía". Esta vez hasta el presidente reventó el estricto protocolo en el Elíseo, convertido en una gran fiesta. La victoria de los franceses, 20 años después de conquistar su primer mundial, ofrece un momento excepcional para promover los valores de la libertad, fraternidad y, más que nada, igualdad consagrados en este país. Sobre todo cuando el mensaje de unidad nacional y a la par, respeto a la diversidad, se hace vital entre ecos antiinmigrantes crecientes en toda Europa.
La Francia promovida por Les Bleus es "la República que nos gusta, unida y diversa, patriótica y abierta, nacional y no nacionalista", destacaba Libération en su editorial mundialista. Para el rotativo lo más extraordinario de esta gesta fue "el público, el pueblo mezclado pero unido que invadió en una marea irresistible las calles y plazas de Francia, todas las clases, todas las regiones, todos los orígenes confundidos"... Por eso, y porque estos bleus diversos -más de la mitad nacieron en familias inmigrantes- son un ejemplo para todos, pero sobre todo para los más jóvenes, en el Elíseo no los esperaban solo los Macron. El presidente invitó a más de 1.300 deportistas, entre ellos mil futbolistas, niños y niñas, procedentes de los clubes de cantera de los campeonatos. Tan diversos como los ídolos a los que acudieron a celebrar entonando, también ellos con entusiasmo, La Marsellesa.
Silvia Ayuso. París. El País, martes 17 de julio de 2018
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