miércoles, 25 de julio de 2018

El Rey del Rosado

Domaines Ott
Ahora que los rosados "a la provenzal"son tendencia e incluso en Navarra, Rioja o la Ribera del Duero se intenta emular el color tenue y estilo ligero, fresco, frutal y convenientemente ácido de los rosés de Côtes de Provence, Bandol y otras comarcas del sudeste francés, se antoja imprescindible remitirse al modelo original para saber de qué estamos hablando cuando hablamos de rosados provenzales.
Para ello nada mejor que aprovechar la presencia de Jean -François Ott (Toulon, Francis, 25 de julio de 1973) en la feria Magnificat -que organiza bianualmente  la distribuidora de vinos Primeras Marcas en las instalaciones de Juvé & Camps en San Sadurní de Anoia (Barcelona)- para conocer y entrevistar a quien hoy lleva las riendas, junto con su primo Christian, de Domaines Ott, la bodega fundada por el bisabuelo de ambos y que desde hace décadas está considerada un referente imprescindible en la elaboración de los mejores rosados del mundo.
La historia de esta casa se remonta a 1896, cuando el joven ingeniero agrónomo alsaciano Marcel Ott llegó al sur de Francia para encontrar en la costa del Mediterráneo el lugar idóneo para producir vinos de gran calidad. Un propósito no precisamente sencillo, considerando que en aquellos tiempos la larga tradición vinícola de Provenza se había visto truncada por la epidemia de filoxera, que destruyó el viñedo europeo a finales del siglo XIX. "El problema es que una vez superada aquella crisis, los viñedos de la región se replantaron con el objetivo de recuperar rápidamente los volúmenes de producción, sin atender a la calidad. El gran mérito de nuestro bisabuelo fue haber ido a contracorriente, adquiriendo fincas en enclaves privilegiados y replantándolas con los mejores clones de las variedades que se han adaptado a nuestro entorno mediterráneo: garnacha, mourvèdre, cinsault, syrah...", explica el actual codirector de Domaines d'Ott.
Visionario y comprometido con la calidad de los vinos de una región con tradición milenaria, Marcel Ott supo transmitir también los principios de Domaines Ott a sus herederos, que a lo largo de casi un siglo consolidaron el proyecto del fundador estableciéndose en tres fincas, Château de Selle, Clos Mireille, y Château Romassan...
Federico Oldenburg. Fuera de serie. El Mundo, 15 de julio de 2018 

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