Jardines de la casa Lafourcade |
Los Lafourcade, una familia de profesionales autodidactas afincada en el precioso pueblecito de Saint-Rémy-de-Provence, llevan medio siglo trabajando sobre la base de esa ilusión y de esa ambición: la de los adinerados, muy adinerados e incluso interminablemente adinerados de este mundo que -procedentes de muchos lugares pero sobre todo de Estados Unidos, Reino Unido e Italia -buscan y encuentran refugio en el discreto estilo de vida provenzal. Mansiones y masías de piedra de Les Baux, castillos desvencijados, abadías del siglo XIII y propiedades vitivinícolas en desuso son sucesivamente estudiadas, apuntaladas, rehabilitadas y decoradas por este clan de artesanos-empresarios cuyo único lema parece sencillo: procurar, a quienes puedan pagarlo, un paraíso en la tierra.
Saint-Rémy, Ménerbes, Bonnieux, Salon, Eygalières, Lourmarin, Lauris, Les Baux-de-Provence...son otros tantos enclaves incrustados en la comarca del Luberon y en el parque nacional de Les Alpilles donde esta empresa familiar hace resucitar edificios y jardines que el paso del tiempo parecía haber dado por muertos. Han transcurrido cuatro décadas desde que Bruno Lafourcade, el patriarca familiar, instaló su estudio de arquitectura y restauración de edificios históricos en Saint-Rémy. El visionario y autodidacta empresario francés murió de forma repentina a comienzos de 2016, obligando a su hijo Alexandre -entonces de apenas 30 años- a asumir el mando del negocio familiar. "Nuestra clientela suele ser gente del mundo de las finanzas con un alto poder económico, pero deseosa de llevar una vida bastante discreta en compañía de sus familias", explica Alexandre Lafourcade...
Borja Hermoso. El País Semanal, 5-6-2018
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