viernes, 6 de septiembre de 2019

El jardín de las delicias de la música barroca


Dans les jardins de William Christie
No cree William Christie que la música de Mozart surta efecto en las plantas."Otra cosa bien distinta", advierte el director de orquesta franco esta-dounidense, "es que la naturaleza puede mejorar la experiencia musical". Tal es el propósito del festival que organiza en los jardines de su casa de Thiré, en la Vendée francesa. Hasta allí viajan cada verano un centenar de músicos y cantantes que se distribuyen en grupos para interpretar al aire libre obras del repertorio antiguo. El público les sigue por la campiña como hamelines tras el rastro del sonido que escapa de un laberinto vegetal primorosamente esculpido o cautivados por la voz de una soprano al otro lado del río Smagne. "No hay sala de conciertos capaz de generar esta acústica natural", celebra el maestro de 74 años.
El festival Dans les jardins de William Christie, que clausuró su octava edición, es un sueño que ha tardado más de tres décadas en materializarse. "El horror de la guerra de Vietnam me trajo a Francia y desde entonces, he tratado de recrear aquí los jardines que llevaba en mi cabeza". Christie se crió en el campo, a las afueras de Búfalo (EEUU), pero su jardín de madurez, el que hoy ocupa varias hectáreas, es un homenaje a Europa: hay ecos del siglo XVII de estilo italiano y francés, pero también reminiscencias más recientes de la artesanía botánica de Inglaterra. "Adquirí una casa en ruinas con más de 400 años de historia con el único propósito de devolverla a la vida a través de las plantas y la música". Crecidos los vástagos, en 2011 decidió abrirla al público y convertirla en la sede veraniega de Les Arts Florissants, la orquesta de instrumentos originales que fundó hace 40 años.
Con ella sentó las bases de la llamada revolución historicista del barroco. "En aquella época me granjeé no pocos enemigos", confiensa. "Pero hoy ya nadie nos toma por locos. Las versiones de Karajan del repertorio antiguo están descatalogadas", se jacta. Poco después, Christie avanza por el camino de grava de su inmensa terraza versallesca hasta llegar a el Espejo del agua, un estanque artificial con cisnes y un escenario flotante donde se dispone a dirigir el último ensayo de la La finta gardiniera. "Cuesta creer que Mozart compusiera con 19 años esta fascinante ópera bufa , cuya trama transcurre en los jardines de una hacienda milanesa" comenta sobre la marcha. "Es la primera vez en mi vida que la dirijo... Algo dentro de mí me decía que debía reservarla para una ocasión especial"...
Bejamín G. Rosado. El Mundo, domingo 1 de septiembre de 2019.

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