Solo en Francia la aparición de un escritor en un talk show como On n'est pas couchés el sábado por la noche podría causar tanta expectativa,. Solo en este país, donde todavía se emiten programas literarios en horario de máxima audiencia y donde algunos escritores disfrutan de un tratamiento de estrellas del rock podría darse un caso como el caso Moix.
Moix, de 51 años, cultiva este carácter de rokstar, de poeta maldito, de adolescente atormentado. La publicación de su libro anterior, Rompre, a principios de este año, coincidió con otra polémica, al declarar Moix que se sentía incapaz de amar a una mujer de 50 años. Las de su edad le parecían demasiado mayores.
Si lo que Moix cuenta en esta nueva novela es real -y el dice que lo es-, no hay duda que fue un niño y un adolescente no sólo atormentado sino maltratado. Los torturadores eran sus padres. Le insultaban y le vejaban, le golpeaban hasta convertir su vida en un infierno. Un día el niño Moix decidió desconectar mentalmente de aquellos seres hostiles. "Les negué, a partir de ese momento, su condición de padres", escribe. La escuela era la única escapatoria; su casa, un campo de concentración doméstico.
El caso Moix se ha desarrollado en varias etapas. La primera estalló el 17 de agosto pasado, cuatro días antes de la publicación de Orléans. Su padre, José Moix respondió aquel día en el diario La République du centre a las acusaciones . "Ante todo, quiero decir que nunca pegamos a nuestro hijo", dijo Moix padre, aunque matizó: "La noción de niño maltratado ha evolucionado desde los años setenta y ochenta hasta ahora. En nuestros días, un simple cachete en el trasero de un niño está muy mal visto.
El 24 de agosto se añadió al coro el hermano de Yann Moix, Alexandre, cuatro años menor, en un artículo en el diario Le Parisien. Alexandre Moix, que trabaja como documentalista, explicó que, en su infancia, los torturadores no eran los padres sino Yann. Recordaba que una vez su hermano mayor intentó defenestrarlo y otra, ahogarlo en el lavabo. "Mi hermano solo ha tenido dos obsesiones en la vida: obtener el premio Goncourt y aniquilarme", escribió. El texto lleva por título Mi hermano, ese verdugo.
Hasta aquí, una historia triste y dramática, circunscrita al ámbito familiar. Pero a principios de la semana pasada estalló la segunda polémica. El semanario L'Express reveló la existencia de una especie de tebeo o fanzine que Moix había elaborado con otras personas de los años ochenta. La publicación, casera y rudinentaria, contiene textos y caricaturas antisemitas y negacionistas... "Estos textos y dibujos son antisemitas pero yo no soy antisemita", declaró Moix a Libération al divulgarse los viejos documentos. "El hombre que hoy soy se avergüenza", añadió...
Marc Bassets. París. El País, martes 3 de septiembre de 2019.
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