martes, 17 de septiembre de 2019

La caverna infinita

"Sobre la sombra que yo soy gravita/ la carga del pasado. Es infinita". Esos dos versos extraídos de un soneto de Jorge Luis Borges, iluminados en un oscuro pasillo, dan comienzo a la insólita exposición veraniega que el Centro Pompidou dedica a la relación entre el arte moderno y contemporáneo y el concepto de prehistoria. Junto a ese poema aparece un cráneo del hombre de Cromañón, descubierto en 1868, que convive con El tiempo, extraña acuarela sobre gasa y yeso que pintó Paul Klee mientras el continente se enzarzaba en guerras autodestructivas. La yustaposición conduce al visitante hacia el abismo temporal que debieron de sentir los artistas nacidos en el último tercio del siglo XIX, cuando la vida humana en la planeta empezó a contarse en millones de años, a medida que eran descubiertos los primeros objetos simbólicos del Paleolítico.
La tesis de la muestra es que ese constructo cultural al que seguimos llamando prehistoria, cúmulo imaginario de realidades distintas y episodios diacrónicos, constituye la matriz conceptual de la que surgirá el arte moderno. La ruptura con el viejo esquema historicista, que llevaba a pensar en un pasado poblado por quimeras gigantes, marca una separación en la psique del artista. El estudiado profundizado de este preámbulo brumoso, que dota al hombre de un origen científico pero sigue sin resolver el misterio de la existencia, funcionará como "un motor de pensamiento" para los impulsores de las vanguardias, en palabras de la comisaria de la muestra parisiense, Cécile Debray, actual directora del Museo de la Orangerie. La exposición eleva a los artistas al rango de "coproductores" de la noción de prehistoria junto a la comunidad científica. Con esa actual temporalidad llega una nueva manera de entender el mundo y la condición humana. El arte y sus representaciones no quedaran al margen de ella...
Álex Vicente. El País, sábado 17 de agosto de 2019 

No hay comentarios:

Publicar un comentario