En una Francia donde las élites parecen talladas por el mismo patrón y donde cíclicamente resurge la obsesión por la identidad, el rostro y la voz del poder es hoy una mujer negra de origen inmigrante. "No encajo en ninguna de las categorías en las que se me quiere encerrar", declara Sibeth Ndiaye (Dakar, 39 años), secretaria de Estado y portavoz del Gobierno francés.
En los pasillos del poder, un mundo aún versallesco compuesto por hombres y mujeres blancos y en muchos casos instruidos en las instituciones educativas de élite de la República, Ndiaye rompe esquemas. No es enarca, es decir no ha pasado por la Escuela Nacional de Administración, vivero de la clase dirigente, ni nació en Francia. Tampoco se adapta a algunos rituales y rigideces del establishment parisino.
¿Cómo no quedar deslumbrado por la elegancia de los hábitos de nuestra ministra preferida, Sibeth, Ndiaye, cumbre de la distinción francesa?", se burló el polemista Éric Zemmor en un discurso ante un congreso de la ultraderecha. La eurodiputada y exministra conservadora le reprochó que llevase "ropas de circo".A algunos les irrita su peinado afro. Estos ataques personales van más allá de las críticas que recibe por su defensa férrea, a veces agresiva, del presidente Emmanuel Macron (una vez llegó a admitir que asumía mentir por proteger la vida privada del presidente). Ndiaye, que da un vago aire obamaniano y progresista al equipo de tecnócratas centroderechistas que rodean a Macron, saca de sus casillas a la Francia más reaccionaria.
"Cuando llegué a Francia para estudiar en el liceo, los alumnos me preguntaban si vivía en una cabaña y si había electricidad. El desconocimiento me dejaba estupefacta", dice a los corresponsales del grupo de diarios europeos LENA. "Ahora cuando ven mi pelo y dicen que voy mal peinada , ¡no me hace ninguna gracia, dado el tiempo que me toma cada mañana", sonríe.
Ndiaye cree que en la mente de muchos franceses, existen dos tipos de negros. "Caricaturizo", precisa. Pero añade: "Para la wxtrema derecha, el negro es un incapaz, un vago. Para la extrema izquierda, el negro es, o el que vive en el extrarradio y las pasa canutas, o el que ha cruzado el Mediterráneo en una embarcación precaria. Yo no entro en ninguna de las dos categorías"...
Marc Bassets. París. El País, lunes 18 de noviembre de 2019
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