Un viaje que no cesa, ese es, de algún modo, parte del ADN de la marca. La búsqueda de Louis Cartier, gran coleccionista de objetos, artefactos y joyas fuera de sus fronteras, crearon ya en el siglo XIX una red de inspiración y de comercio con países entonces remotos, hoy tan cercanos. En el edificio Jun Wang Fu, una antigua residencia de la dinastía Qing, con jardines y estanque construida hace cuatrocientos años. Pierre Rainero, director de patrimonio de Cartier, apunta un nombre en un papel: Jules Glaenzer. En 1908 este empleado de Cartier viajó a Asia para vender joyas de la maison. Visitó Japón, Hong Kong, Singapur y China, por supuesto. Los detalles de su viaje se conservan en los archivos. "En un principio no se guardó como algo romántico, era pura contabilidad", explica Rainero. Ahora esos diarios de viaje ilustran la esencia de una casa de joyería "con un interés especial en términos de diseño de recoger inspiración de distintas culturas por dos razones: la obsesión de Louis Cartier por explorar nuevas formas y porque siendo una casa de joyería tenemos una dimensión específica en términos de creación artística, que es la simbólica. Las joyas están muy cerca y muy unidas a la persona que las lleva. Incluso su origen fue simbólico". Reflejar el lugar que se ocupa en la jerarquía, celebrar uniones, mostrar poder o identificar relaciones de parentesco son algunas de las funciones ancestrales de la joyería, que no han cambiado tanto. Y qué país más simbólico que China "hasta el lenguaje está compuesto de símbolos", dice Rainero.
En lo que sí hay matices es en el tipo de joyas que utilizan . No necesariamente diamantes, por ejemplo, que son bastante del gusto occidental, pero tienen una sensibilidad especial para las piedras de colores y otros materiales como el jade... Porque al contrario que en otras casas de joyería, en Cartier se comienza a trabajar a partir de la piedra. Es más, no logran comprender cómo se podría hacer al contrario, por qué alguien habría de tener interés en supeditar la piedra, que es la rareza, que es el accidente milagroso y el regalo de la tierra, a un diseño. En esto también coinciden las dos culturas, en la mística de la piedra.
Sofía Ruíz de Velasco. Smoda. El País, 18 de noviembre de 2023.
No hay comentarios:
Publicar un comentario