P.- ¿Cómo valora este premio?
R.- Por un lado estoy muy contenta personalmente, pero también me parece importante reconocer el trabajo de artistas y críticos por la democracia. Y también me parece importante que se haya producido en Francia porque la historia del arte francesa estaba muy cerrada a ese período; había como una cerrazón historiográfica. Una de las cosas que demuestro en este libro es que existió un contacto muy cercano. Por ejemplo cuando Ibarrola fue encarcelado se movilizaron muchos colegas franceses. En aquel momento había una conciencia muy clara , pero luego la historiografía no se interesó por ello.
P.- ¿Cuál es la tesis de la investigación?
R.- Trato el proceso que se desarrolló entre 1957 y el final de la dictadura, en el que un grupo de críticos de arte y artistas de vanguardia desarrollaron un nuevo discurso por el que el arte de vanguardia se convierta en un instrumento en la lucha antifranquista. Ya no será un arte esteticista sino que adquirirá un papel de participación en la sociedad en las demandas por la democracia.
P.- ¿Los críticos estuvieron controlados por la censura del régimen?
R.- El estudio se desarrolla con los críticos Antonio Giménez Pericás, Vicente Aguilera Cerni, José María Moreno Galván, Alexandre Cirici, Tomás Llorens, Valeriano Bozal y Simón Marchán. Eran muy comprometidos y, por ello fueron seguidos por las fuerzas del orden, y algunos fueron a prisión, como pasó con Llorens o Giménez Pericás, que estuvo en el mismo proceso que Agustín Ibarrola. No todos formaban parte del Partido Comunista, pero sí eran compañeros de viaje. En el libro muestro los informes que tenía la Oficina de Enlace de Información sobre ellos. El sistema buscó maneras de represión hacia ellos, aunque, en ese período que el régimen pretendía abrirse internacionalmente, era delicado perseguir a los intelectuales abiertamente. Fue gente muy valiente.
R.- El libro estudia, a partir de la mirada de estos críticos, aunque no es un estudio biográfico, como ellos, a partir del proceso de apertura, lo utilizaron para cambiar todo su utillaje intelectual, estético y político. Son grandes integradores del marxismo en España y de pensarlo dentro de las prácticas artísticas y estéticas, sin ser todos, militantes comunistas...
Desde el año 2018, Paula Barreiro trabaja en Francia, primero en la Universidad de Grenoble y, ahora, en Toulouse.
P.- ¿La crítica estaba en Madrid?
R.- No, hay casos en Valencia, como Aguilera Cerni y Tomás Llorens, Alexandre Cirici lo hizo desde Barcelona. Las redes que desarrollaron estos críticos, que acabaron colaborando entre ellos, a pesar de que tuvieron sus más y sus menos, por ejemplo, estaban en contacto con el País Vasco, a través del grupo Estampa Popular; estaban muy cercanos al Equipo 57 en Córdoba. En Galicia no he encontrado referencias...
Jorge Lamas. Vigo. La Voz de Galicia. jueves 23 de noviembre de 2023.
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