Instituto del Radio, legado de Marie Curie. (Dimitar Dilkoff / AFP )
El capítulo sigue abierto. La exministra de Cultura Rima Abdul Malak anunció a inicios de enero que había acordado con el presidente del Instituto Curie, Thierry Philip, suspender la demolición del Pavillon des Sources. La decisión es momentánea y sirve para examinar todas las alternativas posibles. Desde entonces, los argumentos de ambas partes se suceden en artículos, tribunas y redes sociales. Y el Gobierno del presidente Emmanuel Macron nombró a una nueva ministra en el cargo, Rachida Dati, hasta ahora jefe de filas de la oposición conservadora en el Ayuntamiento de París.
El edificio que cristaliza las tensiones es de dos pisos y mide poco más de 100 metros cuadrados. Está en el Barrio Latino, situado en la rive gauche, la orilla izquierda del Sena. Al lado están la Universidad de la Sorbona y el Panteón, donde reposan algunas de las máximas personalidades francesas. Entre ellas Marie Curie y su esposo Pierre, galardonados con el Nobel de Física en 1903 por su trabajo sobre la radiactividad. Ocho años después, la científica gana otro Nobel, esta vez de química, por el descubrimiento del polonio y el radio, dos elementos radiactivos.
Los galardones, además de otorgarles visibilidad, les permitieron mejorar sus condiciones de trabajo y crear el Instituto de Radio en 1914. Su heredero es el actual Instituto Curie, hospital y centro de investigación especializado en la lucha contra el cáncer. El edificio en cuestión está vacío desde finales de la primera década de este siglo. Las rejas colocadas para su derribo impiden acercarse demasiado. A su alrededor, un pequeño jardín con árboles plantados por la propia Curie. De un lado y otro dos inmuebles: el Pavillon Curie, donde la científica tenía su laboratorio y que hoy alberga un museo, y el Pavillon Pasteur. El conjunto fue diseñado por el arquitecto Henri-Paul Nénot.
"No se pueden separar, van juntos", exclama por teléfono Baptiste Gianeselli, un parisino de 42 años que lanzó la voz de alarma. Férreo defensor del patrimonio y detrás de varias otras peticiones, recuerda que la familia Curie descubrió la radiactividad artificial e inducida en ese mismo lugar. "Sin el Pavillon des Sources no hubiera sido posible", insiste.
El espacio, una suerte de anexo, no era el laboratorio de Curie como tal, pero sirvió para almacenar materiales y residuos. El museo Curie detalla que la científica lo usó para fabricar ampollas de emanación de radio, destinadas en ese momento a los hospitales militares, que las usaban para aseptizar heridas de la I Guerra Mundial. Pocos años después, serán usadas para tratar cánceres.
El edificio y su uso constituyen el meollo de la polémica. En febrero de 2023, el Instituto Curie obtuvo el permiso de demolerlo del Ayuntamiento de París. El objetivo es construir ahí un laboratorio de cinco pisos y 2.400 metros cuadrados, Un proyecto de 12 millones de euros que servirá para desarrollar nuevos compuestos químicos para frenar el desarrollo de tumores. S paralización genera preocupación. Y cierta incomprensión. (...)
Nadie discute su legado, La pregunta es cómo reivindicarlo. Zanjar un debate entre memoria y ciencia viva. El director del museo Curie, Renaud Huynh, entiende ambas partes. "Es una tensión que existe por naturaleza entre ciencia y patrimonio", resalta a este diario. Su oficina da al edificio y al jardín. Detrás de un banco hay un pequeño busto de Marie y Pierre. A unos pasos un cartel, con una foto fechada en 1923. Es ella en su balcón, observando el pequeño espacio verde. Al final, añade Huynh, "la decisión será política".
Sara González. París. El País, martes 23 de enero de 2024.
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