Los tres mosqueteros: Milady arranca, como no podía ser de otra manera, con un breve resumen de su primera parte, para arrastrarnos pronto a un torbellino de capas y espadas, persecuciones e intrigas, con un ritmo trepidante y fluido. Bourboulon ha tomado la decisión de aclarar un tanto la imagen excesivamente oscura y tenebrista de su anterior filme, jugando con la colorimetría para conseguir unos tonos más luminosos y suaves. La acción sigue siendo inmersiva, violenta y realista, sin carecer de momentos épicos de clasicismo formal impecable: cabalgadas y panorámicas en grandes planos generales, contra paisajes arrebatadoramente románticos y pictóricos.
Pero no es solo con la estética con lo que juegan Bourboulon y sus guionistas. También lo hacen, y mucho, con las expectativas argumentales preconcebidas por quienes conocemos bien las aventuras de los mosqueteros, tanto literarias como cinematográficas. Es aquí donde muestran su habilidad y sutileza.
En Milady, gran parte de la acción se centra en el duelo, metafórico y literal, entre el personaje encarnado por Eva Green con matices de femme fatal gótica, casi decadentista, y el ahora ya más maduro y decidido D'Artagnan, felizmente interpretado por François Civil. Esta Milady con rostro de Salomé simbolista, digna de Franz von Stuck o Klint, es por supuesto, una mujer poderosa, con muchas y graves razones para haberse convertido en quien es: una espía, asesina y seductora al servicio del mejor postor. Partiendo de esta base, el filme introduce elementos que, evitando traicionar el espíritu del personaje de Dumas, lo justifican y suavizan en cierta medida, sin perder nunca su identidad como antiheroína. Otro tanto demuestran los creadores de esta nueva versión al introducir el personaje del mosquetero negro Aníbal, a cargo de Ralph Amousson. Lejos de ser un desesperado invento inclusivo, se inspira en un auténtico príncipe africano Aniaba, "ahijado" de Luis XIV. Que su historia se adelante unas cuantas décadas, es solo un anacronismo que se suma a los muchos acumulados por el propio Alejandro Dumas. Esto es aventura histórica, ficción, y no una lección de Historia...
Jesús Palacios. El Cultural, 26-1-2024.
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