Con estos dejes autobiográficos reconocidos, Gondry ejerce la autobiografía sin piedad, por medio de un alter ego -correctamente encarnado por Pierre Niney- en el que plasma manías, miedos y un narcisismo y egocentrismo exacerbados. Él es un director incomprendido que huye con su película y equipo de montaje a un pueblecito rural para poder finalizar el filme sin la intromisión de productores y altos ejecutivos (estupenda y clarificadora primera escena en la que estos protestan por una película que no entienden). Con él, ahondamos en el trabajo de la creación artística, en la delgada línea que a veces parece separar a este de la locura, y en el hecho de que no todo vale en favor del acto creativo.
Uno de los logros de este filme es el de reconocer el cine como resultado de una actividad conjunta, de la labor de un equipo que va más allá de seguir a ciegas a un director . Aparte de ello, y de la ironía subyacente, El libro de las soluciones posee la marca del cine de su director, con sus elementos surrealistas, sus sueños y fantasías, su estética y trucajes visuales claramente reconocibles... Poseedor de elementos brillantes que alternan con otros más tediosos o repetitivos, este filme irregular no se encuentra entre lo más destacado de la filmografía de su director, pero, aún así, mantiene el interés y, desde luego, gustará a sus seguidores.
Sabela Pillado. La Voz de Galicia, viernes 29 de diciembre de 2023.
No hay comentarios:
Publicar un comentario