Gabriel Attal. (Benoit Tessier/Reuters) |
Sin mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, el margen de maniobra del presidente es reducido. En el cargo desde mayo de 2022, la primera ministra había logrado éxitos legislativos como la aprobación de la impopular reforma de las pensiones. Pero, como todos los ocupantes de su cargo, era el fusible, o el escudo del presidente: cuando las cosas se complican salta el primer ministro. Y la ley de la inmigración, adoptada con el voto favorables de la extrema derecha, dividió al Gobierno y aceleró su marcha.
En el estilo y la trayectoria, pocos primeros ministros son tan distintos como Borne y Attal. Borne tiene 62 años; Attal, poco más de la mitad. Borne es una tecnócrata que conoce al dedillo los engranajes de la Administración y una mujer sin ambiciones políticas. No pertenecía al círculo de confianza de Macron y sus relaciones con el jefe eran profesionales, sin más. Attal, un político con una carrera fulgurante y que aspira a lo más alto, es un hombre del presidente. Ambos coinciden en sus orígenes ideológicos. Tanto Borne como Attal trabajaron con ministros socialistas antes de pasarse al macronismo.
Borne dijo en la ceremonia de traspaso de poderes: "Con bastante frecuencia he podido medir que queda camino por recorrer en la igualdad entre hombres y mujeres. Así que digo a todas las mujeres: no aflojéis, el porvenir os pertenece".
Ella es la segunda mujer en el cargo de la V República y ha durado 20 meses, el doble de la primera, Édith Cresson. Como media los primeros ministros pasan dos años y medio en el cargo. En el patio de la sede de la jefatura del Gobierno, el palacio de Matignon, Attal añadió en referencia a su juventud: "Quiero ver aquí nada más que un símbolo, el de la audacia y el movimiento, y el símbolo también de la confianza acordada a la juventud, a esta generación que merece que nos peleemos por ella sin descanso"(...)
La ideología de Attal es difícil de definir. Viene del Partido Socialista y se ha adscrito al ala progresista del macronismo. En su breve paso por el Ministerio de Educación, donde fue nombrado en julio, se ha disparado su popularidad. Ha recogido aplausos, también en la derecha, con medidas como la prohibición en las aulas de la abaya, el sayo femenino tradicional en algunos países musulmanes e identificado como un signo de identidad religioso. Ha impulsado un plan para experimentar con el uniforme. Ha hecho del combate contra el acoso su prioridad y luchado por restaurar la autoridad en la escuela.
Hay en el nombramiento de Attal , una voluntad de cambio generacional... El primer examen para el nuevo primer ministro serán las elecciones europeas. Una derrota amplia para los macronistas ante la extrema derecha será un golpe para Macron. Como ha ocurrido siempre, le quedará el fusible: Gabriel Attal. El primer ministro francés, por definición, siempre está en la cuerda floja.
Marc Bassets. París. El País, miércoles 10 e enero de 2024.
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