viernes, 20 de enero de 2017

Brassens: la canción hecha confidencia, 2

"Tuve una infancia feliz estropeada por la escuela", declaró un vez. Con la salvedad de Literatura Francesa, materia impartida por el profesor Alphonse Bonnafé - el único que viendo sus capacidades literarias le estimuló a profundizar en la técnica de la versificación y la rima-, nadie creía en Georges salvo el propio Georges y sus ansias de  solventar sus dudas existenciales. Con unas credenciales tan opacas, la oportunidad le vino de la mano de su tía Antoinette que había abierto una pensión en la parisina Rue Alésia. Para Brassens, descubrir París lo fue todo. La capital significó el primer trabajo como operario en la fábrica Renault y sobre todo, la posibilidad de tener a su disposición bibliotecas públicas donde podía leer a sus autores favoritos: Villon, Verlaine, Victor Hugo y Baudelaire. Esta etapa se vió interrumpida por la guerra y la ocupación de París por las tropas nazis. Obligado por el Servicio de Trabajo Obligatorio, Brassens fue enviado a trabajar en Alemania. No tardó en huir y volver a París para esconderse en casa de la familia Planché, amigos de su tía. En ellos encontró el apoyo necesario para empezar a escribir y componer canciones. A ellos les dedicó: Le cane de Jeanne y La Chanson pour l'Auvergnat. Hay un momento en la vida que uno encuentra a las personas adecuadas. En el caso de Brassens fueron Jacques Grello, la cantante Patachou y, en gran medida, Jacques Canetti, el mítico productor musical de la casa Phillips.... Bobino, L'Olympia, apariciones en películas míticas como La porte des Lilas, la concesión del Grand Prix de l'Académie Française, el reconocimiento de sus coetáneos del gremio, hasta la fecha de su muerte, ocurrida el 29 de octubre de 1981, el único talón de Aquiles del cantautor fue su salud precaria. A pesar de los cada vez más frecuentes dolores renales, Brassens siguió componiendo sin despistarse de los principios tan bien descritos en Les copains d'abord y otras composiciones fastuosa: el culto a la amistad, a la soledad buscada, a la literatura mayúscula, al espíritu libertario, al antimilitarismo y al anticlericalismo....La noche de la muerte de l'Oncle Georges, las imágenes captaron a Yves Montand, el cantante que inmortalizó a Jacque Prévert y sus Feuilles Mortes con los ojos llorosos. ¿Que Georges ha muerto? ¿Qué quiere decir morir? pregunta. Como si Georges, Brel o Prévert pudieran morir. 
Daniel Vázquez Sallés. Barcelona. El Mundo, sábado 31 de diciembre de 2016

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