En un primer recorrido, la exposición que Anne-Marie Schneider (Chauny, Francia, 1962) presenta podría entenderse como el desarme de un amplio cuaderno de notas que habría viajado hasta hoy desde finales de los ochenta. La línea se convierte en la unidad mínima compositiva, evidenciándolo en un dibujo de 1991 que reúne el texto referido a la negación del punto gramatical -el sin origen y sin objetivo al que alude Jean-François Chevrier en el texto que cierra el catálogo de esta muestra-. Ese dibujo funcionará como libro mínimo de instrucciones para un trabajo que irá extendiendo su campo de acción a medida que avanza la década de los noventa y, tras la inicial búsqueda de una tímida convivencia línea-color, termina por desemboscar en una relación coprotagonista que quiebra el anterior orden jerárquico. Esta relación se afianza sobre el papel, pero también cuando el soporte se amplía a lienzos y películas que a priori podrían interpretarse como un ejercicio de ruptura del montaje con la regulación monótona, pero que sin embargo, releídos detenidamente aportan una serie de claves a la hora de entender el proceso del dibujo. Entre ellas destacan la manera despreocupada con que son filmadas en super 8 acciones cotidianas, o la inserción intercalada de breves animaciones y planos en los que la cámara efectúa un movimiento impaciente, negándose así a que la acción provenga únicamente de lo filmado. Todo ello habla de esa fuerza expresiva de la línea, pero aparece una gran carga simbólica del color, que se consolida en series como La bella y la bestia (2009). No falta la celebrada serie de dibujos para la Documenta X, referida al desalojo de unos "sin papeles", refugiados en la iglesia de Saint-Bernard en París, que supuso para ella un punto de inflexión en su trabajo, pero también de su presencia internacional..... El resultado es una de esas exposiciones de mínimos, sin artificios, que seduce al espectador lento, al que recorre las salas saboreando el conjunto en los intervalos del muro en que la línea se interrumpe. Nada más sutil que una exposición en que la tensión no fluctúa, sino que se mantiene sin desembocar en algo sentencioso.
Anne-Marie Schneider. Museo Reina Sofía. Hasta el 20 de marzo
Ángel Calvo Ulloa. El Cultural, 20-1- 2017
Anne-Marie Schneider. Museo Reina Sofía. Hasta el 20 de marzo
Ángel Calvo Ulloa. El Cultural, 20-1- 2017
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