jueves, 12 de enero de 2017

Diario literario de Paul Léautaud

Léautaud en 1915 pintado por Catti.
Uno lleva años escuchando a editores de España y Latinoamérica su deseo de editar los diarios de ese escritor "secreto" que fue Paul Léautaud. No ya los 19 tomos que componen la edición original, comenzados a publicar poco antes de su muerte, sino al menos una selección. Pues bien, algo ha debido de cambiar en la manera en que leemos, por fin, los textos autobiográficos como gran literatura, a la altura de cualquier obra maestra de la novela, para que ya no parezca un suicidio editorial. Esta primera edición en nuestro idioma del Diario literario se basa en la excelente selección, de casi mil páginas, de Pascal Pia y Maurice Guyot para Mercure de France en 1968. Puede considerarse sin exagerar un acontecimiento literario, gracias también a la excelente traducción de Cecilia Yepes. "Un libro", como quería el propio Léautaud, "que se parezca a una charla. Suerte que sea una obra maestra". Paul Léautaud (1872-1956) es una figura a la vez transparente y esquiva: se desnudó en sus escritos con una valentía que desmiente el tópico de que las mejores autobiografías son póstumas, pero al vez se marginó voluntariamente por su carácter ácrata, cascarrabias y de tradición moralista, más cerca del tonel que de la torre de marfil. Es difícil separar al hombre del escritor, defecto en el que también incurre su radical subjetividad. Corremos un riesgo señalado por él mismo: hacer "otro retrato, más que una crítica literaria". Paul Léautaud fue un niño abandonado por su madre, cantante de opereta, a los tres días de nacer. Fue un adolescente criado por su padre, hombre de teatro, seductor y superficial, y de sus ocasionales parejas. Las heridas de sus orígenes marcan la escritura de sus primeros libros, tres obras maestras: Le petit ami, de 1903 (traducido en España como Recuerdos ligeros ; Menoscuarto Ediciones); In memoriam y Amores, de 1905 y 1906 (publicados en solo volumen por la Universidad Diego Portales)....
Carlos Pardo. El País. Babelia, sábado 31 del 12 de 1916

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