lunes, 7 de agosto de 2017

Jeanne Moreau muere en París

Jeanne Moreau
La que ha sido una de las más grandes figuras del cine francés, si no la mayor, a la que muchos siguen considerando icono de la nouvelle vague ha fallecido a los 89 años. Sin embargo Jeanne Moreau ha volado mucho desde los tiempos de las inolvidables Ascensor para el cadalso o  Los amantes (Louis Malle, 1958), Los cuatrocientos golpes ( François Truffaut,1959), por pequeña que fuera su participación, Las relaciones peligrosas (Roger Vadim, 1959), Moderato cantabile, junto a Jean Paul Belmondo (Peter Brook, 1960), la escalofriante Diálogos de Carmelitas (Philippe Agostini,1960), o su fascinante encarnación de la Catherine de Jules y Jim  (Truffaut, 1962), en la que el poder mágico de su sensualidad acaparó la montaña fascinando con aquella sonrisa amplia y fresca, símbolo de una manera alegre de vivir desconocida hasta entonces en el cine francés, aún con resabios de posguerra...."Cuando me muera quiero que escriban en mi tumba que fui amante de Jules y Jim". Ignoro si se hará así. Jules y Jim fue, desde luego, una de sus grandes películas, y aunque también trabajó en teatro y dirigió ópera, el cine fue su reino. Con Orson Welles a quien admiraba, intervino en El proceso (1962), Campanadas a medianoche, 81965), y Una historia inmortal (1968), de la que ella recordaba fascinada que "transformó una plaza de un pueblo de España  (Chinchón) en un mercado chino. Eso es para mí el cine: ¡magia!". ..Y trabajó para Luis Buñuel en Diario de una camarera (1964). Y para Antonioni en La noche (1961), donde coincidió con Marcello Mastroianni a quien después de su muerte dedicó una bella declaración de amor en una película breve de Theo Angelopoulos. "Actuar es transmitir vida", decía la Moreau, y eso demostró con Joseph Losey cuando hicieron Eva (1962), El otro Sr. Klein, (1976) y La trucha (1982), o con Elia Kazan El último magnate (1976), o con Fassbinder en la polémica Querelle (1982), porque Jeanne Moreau se lanzaba con frecuencia a aventuras arriesgadas, decía abrir las puertas a lo irracional. Siguió transmitiendo vida cuando ella misma dirigió su primera película, Lumière en 1976.....
Diego Galán. El País, martes 1 de agosto de 2017
Carlos Boyero en el mismo diario y el mismo día la despide así: "Se fue la belleza, la inteligencia, la seducción".

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