Los políticos franceses adoptan una ley para "moralizarse". Junto a la polémica reforma laboral, aún por debatir, la segunda propuesta estrella de Emmanuel Macron durante su campaña presidencial, fue adoptada el miércoles 9 de agosto en la Asamblea Nacional por mayoría absoluta. La primera parte de la ley, en la que se acababa con la posibilidad de contraer familiares tanto para parlamentarios como ministros, fue adoptada ya el pasado 3 de agosto pero el texto en referencia a la "confianza en la vida política"había sido trasladado al 9 de agosto, en sesión extraordinaria, ante la imposibilidad de encontrar un acuerdo entre senadores y diputados.
El retraso del encuentro, en plenas vacaciones, hacía temer lo peor. Con los representantes públicos de vacaciones, muchos dudaban de poder alcanzar la mayoría (289 votos) que requería la aprobación del proyecto de ley. Finalmente, y a pesar de las reticencias. Los Republicanos y la Nueva Izquierda, el grupo del Partido Socialista, lograron movilizar a sus tropas para que se trasladasen a París y acudieran a la votación que terminó con 412 votos a favor y 74 en contra. Como punto clave, la ley que debe ser aún aprobada en Consejo de Ministros y ratificada, acaba con la posibilidad de emplear a familiares, una discusión que propició el escándalo de François Fillon tras conocerse que el candidato había empleado de forma ficticia a su mujer por un trabajo que no había realizado pero que le había embolsado cerca de un millón de euros. La ley quiere endurecer también las formas de privatización de partidos políticos, impidiendo los préstamos de bancos no europeos y creando el llamado "banco de democracia" que podrá "en caso probado de fallo del mercado", conceder a los candidatos, partidos o grupos políticos préstamos para que puedan financiar campañas.
Los condenados por corrupción no podrán ser elegidos durante un periodo de al menos 10 años y se puede impedir también que los diputados compaginen su actividad con puestos como consejeros para evitar el conflicto de intereses. El texto fue preparado por el exministro de Justicia François Bayrou, que tuvo que renunciar al cargo tras conocerse que su partido había usado también empleos ficticios.
María D. Valderrama. París. El Mundo, jueves 10 de agosto de 2017
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