miércoles, 16 de agosto de 2017

La casa francesa de Azaña y Montseny

Discurso leído por Azaña en la Academia
de Jurisprudencia, 1902. 
INSTITUTO CERVANTES TOULOUSE
El Cervantes de Toulouse recupera casi 1.400 documentos y libros sobre el exilio y el presidente republicano. Una mujer rebusca en el sótano repleto de estanterías de un chalé modernista de Toulouse. Se vuelve con una pila de cuadernillos de hojas amarillentas. Estamos en la biblioteca del Instituto Cervantes de la ciudad francesa. Estos opúsculos publicados en los años 40, mientras al otro lado de la frontera caía el invierno franquista, son ejemplos de la producción editorial de los exiliados españoles en la considerada capital europea de los desplazados tras la Guerra Civil. La directora del Cervantes, María Jesús García, acaricia las portadas con ilusión que se antoja infantil. "Es impresionante el fondo específico que da valor a esta biblioteca, refleja que fue tierra de exilio republicano. Los españoles que se instalaron aquí dejaron su huella y ediciones d libros marcados por esa etapa histórica". El instituto español posee 1.200 documentos sobre el exilio y 120 libros con el presidente republicano como protagonista. Toulouse vive señalada por aquellos ciudadanos de costumbres austeras, generadores de educación y de cultura. En la plaza del Capitolio aún se oyen los ecos de las manifestaciones contra Franco, y a dos pasos  de allí una placa rememora las sedes del PSOE y UGT, encima de lo que ahora es la Cinemateca. En la plaza Wilson, los exiliados españoles se reunía a leer CNT, el periódico que dirigía la ex ministra de Sanidad Federica Montseny. La llamada Ville rouge por sus incontables construcciones de ladrillo, acogió al final de la contienda a 20.000 refugiados republicanos, que transformaron la cara de la ciudad: uno de cada 10 habitantes hablaba español. Javier Campillo se encarga de la biblioteca desde la apertura del centro hace 21 años, y ha ido alimentando los estantes adquiriendo títulos y procurando donaciones. "Lo que nos hace únicos es nuestra localización en Toulouse con toda su significación. Nos dedicamos no solo a preservar un fondo histórico e interesante, sino que buscamos la recuperación y adquisición de producción del y sobre el exilio"... La biblioteca lleva el nombre del último presidente de la República, Manuel Azaña, muerto en 1940 y enterrado a pocos kilómetros de allí, en Montauban. No es casualidad. La institución ha conseguido, tras una larga pesquisa bibliográfica, reunir 120 obras relacionadas con el intelectual y político. Entre ellas todas las ediciones que existen de La velada de Benicarló cuya primera edición fue hallada por el Cervantes en una librería de Mantua. Además, hay una veintena de primeras publicaciones. García, filóloga y periodista, se sienta, orgullosa, en una de las mesas. La rodean 17.000 libros, 4.000 películas y 1.300 cedés, consultados por hispanistas, estudiantes e investigadores...
Ana Alfageme. Toulouse. El País, sábado 29 de julo de 2017

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