Coco Chanel y Arthur Capel |
La aparición de un amigo de Étienne Balsan cambió la vida de la jovencita Chanel. Se llamaba Arthur Capel, más conocido como Boy. Guapo, excelente jugador de polo, dueño de minas de carbón y de empresas de transporte. Y no solo porque fueran amantes hasta que él murió (diciembre de 1919), sino porque le prestó dinero para que se instalara en el número 21 de la muy céntrica rue Cambon: había nacid oChanel Modes. Y nada como salir en la portada de Le Théâtre: Revue Mensuelle Illustrée: la entonces muy famosa actriz Lucienne Roger aparecía con un sombreo tocado con un ave del paraíso diseñado por Chanel. Todo se precipitó. Se abrió la delgación en Biarrtiz...
"Coco inventó la palabra chic. Hasta entonces la mujer podía ser elegante, guapa, graciosa, rica, inteligente... pero este adjetivo, que va más allá de tener estilo y que muchas veces se emplea de forma arbitraria e incorrecta, lo definió Coco Chanel como su forma de vestir, crear y vivir", agrega Teresa Iturralde.
Coco Chanel no escribió unas memorias al uso, lo más próximo fue/es los comentarios que Paul Morand redactó durante las noches de invierno de 1946 en Saint Moritz, donde coincidieron los dos amigos. Coco Chanel se había exiliado durante la Segunda Guerra Mundial a Suiza, las tiendas (menos una) estaban cerradas y el mundo se recuperaba del shock. De aquel encuentro queda El arte de Chanel (Tusquets), las confesiones de una mujer que a nada teme, que ve todo desde la lejanía de una estación de esquí y de varios desengaños amorosos. Se trata todo, con la frialdad de quien ha vivido... mucho.
"A los seis años, ya estoy sola. Mi madre acaba de morir. Mi padre me deja, como una carga pesada... Huérfana ... desde entonces esta plabra siempre me ha causado terror". ..
"Puedes ser preciosa a los 30, encantadora a los 40 e irresistible el resto de tu vida", dijo sabiendo lo que decia. Y por qué no con el color negro. El pequeño vestido negro fue uno de sus grandes hallazgos. En 1926 la revista Vogue auguro que sería "el atuendo que todo el mundo usará", derrotando la costumbre del luto.
Siempre libre pero con cierto aire de desvalida, vivió en una suite de casi 200 metros del hotel Ritz con vistas ala plaza Vendôme hasta que murió por segunda y última vez. Ya la habían dado por enterrada hasta que, con 71 años cumplidos, en 1954, regresó con un desfile por todo lo alto. No fue nada bien acogido, quizás porque algunos recordaban que fue sospechosa de colaboracionismo con los nazis. Pero se rehizo. "Hoy hay divisiones de moda, joyas, perfumes y belleza. Parece mentira que una mujer llegara a tanto"....
Manuel Llorente. El Mundo, viernes 8 d enero de 2021.
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