Arsène Lupin, el gran personaje de Maurice Leblanc (1864-1941), ha regresado estos días a los titulares de los medios y a nuestra memoria con el éxito de una miniserie basada en los libros sobre este ladrón de guante blanco que tanto éxito tuvieron en la primera parte del siglo XX. En la pantalla vemos un hijo de emigrantes sengaleses -interpretado por Omar Sy- fascinado por las novelas de Leblanc y por el modo de vida de su protagonista, maestro del disfraz y el engaño. Cuando era niño su padre se suicidó en la cárcel tras ser acusado injustamente del robo de un valioso collar. Muchos años después, el imitador de Lupin investiga la verdad sobre aquel suceso que marcó su vida. La trama de la serie no viene más al caso en este rincón del periódico centrado en los viajes, pero los telespectadores que se hayan enamorado de Lupin estos días quizá estén interesados en conocer la zona de Étretat, junto a las gélidas playas del Canal de la Mancha, un lugar de acantilados que es el telón de fondo del último capítulo de la primera parte de esta temporada. Allí está la casa museo del creador del caballero ladrón, con la decoración que tenía a principios del siglo pasado.
Claude Monet, “El acantilado de Étretat.
Puesta de sol”, 1883
El pueblo de Étretat está a media hora en coche al norte de Le Havre y a una hora (hacia el interior) de Ruan, la ciudad donde nació Leblanc, creador de uno de los personajes más conocidos de la literatura popular francesa, protagonista de una veintena de novelas y revitalizado ahora para las librerías y para el turismo tras el éxito de la serie.
Quien desee ver el mundo original de Leblanc lo encontrará en los espacios dedicados al escritor en esta zona de Normandía, cerca de las playas del desembarco. No es solo un museo, sino una atracción en la que una voz (Lupin) te va guiando por las distintas estancias, entre un juego de luces y sonidos que ayudan a descubrir todas las pistas ocultas en la mansión...
Una curiosidad más. En la serie, el viaje de París a Étretat se presenta como una excursión en tren relativamente corta y cercan. En realidad, este pueblo de la costa está a más de 200 kilómetros de la capital (casi tres horas en coche), y el tren se detiene en Le Havre, donde habría que tomar un autobús para llegar al pequeño paraíso de Leblanc/Lupin. En total, un viaje de casi cuatro horas, recompensado por los paisajes y la historia.
J,F, Alonso. ABC, 18-1-2021
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