Escrita y dirigida por Grégory Magne, cuyo primer largometraje, L'air de rien (2012) no se ha estrenado en España, Emmanuelle Devos interpreta a una distinguida "nariz", esos curiosos profesionales que se ganan la vida ejercitando el olfato, seguramente el menos aprovechado de nuestros sentidos en el mundo moderno. Es una mujer con buena posición social que ha vivido tiempos mejores como creadora de perfumes de alto nivel y ahora se sigue ganando bien la vida pero con encargos menos glamurosos como crear aromas para cuevas que son réplicas de grutas prehistóricas o para disimular el olor fuerte a piel de unos bolsos de lujo. Víctima de un bloqueo creativo, la antigua estrella de los perfumes además padece porque de vez en cuando su nariz, su medio de vida, le juega malas pasadas y es incapaz de hacer nada.
Frente a este personaje burgués y bien asentado pero deprimido y desconectado del "mundo real", aparece el chófer (Grégory Montel), un cuarentón divorciado con barba de dos días que no consigue que nadie le alquile un apartamento porque no tiene trabajo fijo, lo cual le impide normalizar el régimen de visitas con su hija pequeña. La idea del personaje de clase baja pero "auténtico" que es capaz de decirle la verdad a un poderoso acostumbrado a que todo el mundo le haga la pelota es un clásico de la narrativa feel good. Ahí están dos películas estadounidenses como Paseando a Miss Daisy (Buce Bersford, 1989) o la reciente Green Book (Peter Farrely, 2018), ambas ganadoras del Oscar, en las que también vemos la relación entre una persona adinerada y su chófer...
Juan Sardá. El Cultural, 30 de diciembre de 2020.
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