miércoles, 20 de enero de 2021

Un relicario de plata francés en la Web de la Catedral


En estos tiempos en los que la pandemia obliga a cierres perimetrales que impiden la peregrinación, la Catedral de Santiago también recurre a las nuevas tecnologías para poner en valor los tesoros que en ella se custodian. Entre los que. además de la propia fábrica de la Basílica, figuran obras de arte de excepcional categoría o significación, y que aparecen publicadas en la web para conocimiento de todos los ciudadanos.  

Esta semana destaca entre ellas una pieza original datada en la Edad Media, y que llegó al tesoro catedralicio a través de la cesión de un ilustre peregrino francés, Johannes de Roucel, un noble que peregrinó a Compostela en el primer cuarto del siglo XV, y que trajo a la ciudad una pequeña escultura del Apóstol por encargo del prefecto de París.

Se señala que este ciudadano, que era militar, llegó a Santiago acompañado de su esposa, aunque esto no es seguro. Pero sí que el nombre de ella, Iohanna, también figura en la inscripción que acompaña a la imagen, y que está inscrita en el pie y que pone: "Donaron esta imagen el noble varón Señor Johannes de Roucel, militar del reino de Francia, y su esposa Iohanna de Roucel para honor de Dios y de San Jacobo de Galicia. Y yo, Johannes, lo traje de París de parte del prefecto. Rogad por ellos" (XIV). (...)

En esta imagen, señala el museo catedralicio, "se ha avanzado en la iconografía de Santiago como peregrino, incorporando a su carácter apostólico, representado en el libro o en la túnica larga, atributos propios de la peregrinación. Es el caso del bordón la calabaza, el zurrón y las conchas de vieira que pueblan el ancho sombreo que vista la figura". Su elaboración se data en torno al año 1.400, y se adscribe a la escuela de París. Está realizada en plata sobredorada, con un tamaño de treinta y nueve centrímetros.

En este sentido, señalan que tiene muchas similitudes con otra imagen también del Apóstol, igualmente donada en la Edad Media, aunque en este caso a comienzos del siglo XIV, la que trajo el entonces tesorero de Felipe IV el Hermoso, Geoffroy de Quoquatrix. Se trata de un destacado ejemplo del buen hacer de la orfebrería gótica francesa, "tanto por su delicado trabajo como por el carácter energico y bondadoso que trans mite Santiago".

Carlos Deaño. El Correo Gallego, martes 19 de enero 2021.

 

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